El decreto de febrero mantuvo la prohibición del maíz transgénico para "alimentación humana", como el utilizado en harina para elaborar "tortillas", alimento básico en la dieta de los mexicanos, pero aclaró que no incluía al grano para consumo animal y de uso industrial para fabricación de alimentos para humanos.
"El tema de agricultura en términos bilaterales, con este nuevo decreto, no tiene ya ningún tema de discusión", dijo Villalobos en una entrevista con el diario Milenio publicada el martes. "Esa potencial amenaza (del panel) existía antes de que saliera el segundo decreto", añadió.
En marzo, tras la divulgación del nuevo decreto, Estados Unidos solicitó consultas a México sobre el maíz genéticamente modificado y otros productos de biotecnología agrícola, asegurando que daña un millonario comercio, a lo que el gobierno mexicano ha respondido que su plan es consistente con el T-MEC.
Las consultas técnicas son el paso previo hacia un panel de solución de controversias en el T-MEC, en última instancia, podría conducir a aranceles de represalia.
México importa al año unas 17 millones de toneladas de maíz de Estados Unidos, en su mayoría amarillo, para alimento de ganado, pero también blanco.
La nación latinoamericana, socia de Canadá y Estados Unidos en el acuerdo comercial regional T-MEC, produce principalmente maíz blanco y el amarillo en menor medida; ninguna de las dos variedades del grano es transgénica.