Pero el BCE eliminó de su declaración una clara alusión a nuevas subidas, lo que significa que no debe darse por sentado un nuevo aumento en su próxima reunión en septiembre.
"Las futuras decisiones del Consejo de Gobierno garantizarán que los tipos de interés oficiales del BCE se fijen en niveles suficientemente restrictivos", declaró el BCE.
En su declaración de junio, el BCE había dicho que las tasas "se situarían" en niveles suficientemente restrictivos, lo que implicaba más subidas.
La inflación en la zona euro se ha reducido a la mitad desde el pasado mes de octubre, pero, con un 5.5%, se mantiene muy por encima del objetivo del 2% fijado por el banco central.
Por otra parte, la creación de crédito, la demanda de préstamos y la actividad económica se han ralentizado bruscamente, lo que demuestra que la dieta constante de subidas de tipos del BCE ya está pasando factura a la economía.
"La evolución desde la última reunión respalda las expectativas de que la inflación seguirá bajando en lo que queda de año, pero se mantendrá por encima del objetivo durante un largo periodo", declaró el BCE.
El BCE ha aumentado los costes de financiación en 4.25 puntos porcentuales en un año, el ritmo más rápido registrado en su historia. Sin embargo, se vislumbra claramente un techo y el debate se centrará en cuánto tiempo habrá que mantener las tasas en los niveles actuales.
Con la decisión del jueves, el tipo de interés que los bancos pagan para obtener préstamos en las subastas semanales del BCE también se incrementó hasta el 4.25%, frente al 4% anterior, mientras que los préstamos diarios pasarán a costar el 4.50%, frente al 4.25% anterior.
Ambas líneas de crédito se han utilizado poco, ya que el sistema bancario sigue repleto de liquidez tras una década de estímulo monetario por parte del BCE.
La atención se centra ahora en la conferencia de prensa de la presidenta del BCE, Christine Lagarde.