La lectura fue la más baja desde enero de 2021, cuando Reino Unido se encontraba en un confinamiento por el COVID-19, y la primera caída por debajo de 50 -el punto que separa el crecimiento de la contracción- desde enero de este año.
La economía británica -que enfrenta una fuerte inflación, así como las secuelas de la pandemia de coronavirus y el Brexit- se contrajo por última vez en el tercer trimestre de 2022, cuando muchas empresas cerraron con motivo del funeral de la reina Isabel.
Desde entonces ha desafiado los pronósticos generalizados de recesión, pero ha crecido lentamente.
Chris Williamson, economista jefe de negocios de S&P Global Market Intelligence, dijo que el PMI apuntaba a una caída del 0.2% en la producción económica general durante el trimestre que termina en septiembre.
"La lucha contra la inflación está teniendo un alto costo en términos de mayores riesgos de recesión", afirmó.
La libra esterlina cayó frente al dólar y el euro, y los rendimientos de la deuda pública británica se encaminaban a su mayor caída diaria en más de un mes, ya que los inversores redujeron las expectativas de nuevas subidas de las tasas de interés.
El Banco de Inglaterra ha subido las tasas 14 veces desde diciembre de 2021, situándolas en 5.25%, su nivel más alto en 15 años. Los mercados financieros siguen esperando una nueva alza al 5.5% en septiembre, pero ahora prevén que alcancen un máximo del 5.75% en lugar del 6%.
"Los PMI son incuestionablemente malos", dijo James Smith, economista de ING. Sin embargo, tras el buen final del segundo trimestre y otros datos que muestran una recuperación de la producción automovilística, dijo que no esperaba una contracción en el tercer trimestre.
No obstante, las cifras ponen de manifiesto el riesgo de que el Banco de Inglaterra se centre demasiado en la inflación salarial, que suele ir por detrás de otros acontecimientos económicos.