La publicación de datos de inflación mejores de lo esperado, este miércoles, parece haber influido en la decisión de los gobernadores del BoE.
El índice de precios al consumidor "retrocedió en agosto a 6.7%, cuatro décimas por debajo de las proyecciones" del comité en la anterior reunión de política monetaria, según el extracto de la reunión.
El indicador se situó en su nivel más bajo desde febrero de 2022, gracias a la estabilización de los precios de los alimentos.
"La inflación bajó mucho en los últimos meses (...). Es una buena noticia", señaló el gobernador del BoE, Andrew Bailey, en una declaración transmitida después de la decisión.
"No hay lugar para la complacencia", advirtió.
El crecimiento récord de los salarios de los trabajadores, que ha sido una gran preocupación para el banco central, no se vio secundado por otras medidas del mercado laboral, señaló, lo que sugiere que los dirigentes del Banco de Inglaterra prevén que se ralentice pronto.
"Está claro que el Banco de Inglaterra está preocupado por los resultados económicos del país, que han sido bastante alarmantes", señala Fawad Razaqzada, analista de City Index.
Después de que la Reserva Federal de Estados Unidos anunciara que mantiene sus tasas de interés el miércoles, el Banco Nacional Suizo (BNS) eligió la misma estrategia este jueves, en contra de la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de volver a subir las tasas la semana pasada.
El Banco de Noruega, por su parte, aumentó su tasa de interés principal el jueves por decimotercera vez en dos años.
Por último, en Suecia, el Banco Central anunció que aumentaba en 0.25 puntos la tasa de interés oficial al 4%, el más alto en 15 años.
El viernes, el Banco de Japón (BOJ) pondrá fin al baile de decisiones monetarias de esta semana.
Con información de AFP y Reuters