La meta económica para este año fue anunciada por el primer ministro Li Qiang en la inauguración de la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN), el Parlamento chino, en Beijing.
Este objetivo va en línea con la expansión del PIB del año pasado, de un 5.2%, pero se sitúa lejos del dinámico ritmo de crecimiento de la economía china en los años 1990 y 2000.
"No será fácil alcanzarlo", reconoció Li Qiang. "Debemos, pues, mantener el rumbo de nuestra política, trabajar más duro y movilizar los esfuerzos concertados de todas las partes", agregó.
En un contexto de crisis inmobiliaria, alto desempleo juvenil y ralentización económica mundial que afecta las exportaciones chinas, "es un objetivo ambicioso", consideró Wang Tao, economista en jefe sobre China del banco UBS.
"El mercado inmobiliario continúa su caída y todavía no ha tocado fondo, lo que supone una presión a la baja en la economía", agregó la experta.
Esto tendrá "un impacto negativo en las finanzas y el gasto de los gobiernos locales, así como en la riqueza de los hogares y el consumo", afirmó.
Evitar un rescate
El año pasado, la gran cita política de China estuvo consagrada a la investidura para un inédito tercer mandato del presidente Xi Jinping, en el poder desde 2012.
Pero en la reunión parlamentaria de este año, la atención se centra en las dificultades de la segunda economía mundial después de tres años de encierro y restricciones por el covid.
Los inversores reclaman a las autoridades acciones firmes para reimpulsar la economía, pero Beijing es reticente a aplicar un gran rescate financiero por temor a comprometer sus debilitadas arcas públicas.
En su informe de actividad publicado el martes, el gobierno prometió "continuar con el progreso y garantizar la estabilidad" de la economía en 2024.
También anunció la reducción de tasas aduaneras en las importaciones de algunos productos tecnológicos y prometió "abrir nuevas vías para el comercio exterior".
"La clave es estabilizar el sector inmobiliario", dijo Larry Hu, economista jefe para China del banco de inversión Macquarie Group.
Pero "hace falta una política fiscal más expansionista" para estimular el crecimiento a través de reducciones de impuestos, afirmó.
Apuesta por la seguridad
En cambio, las autoridades comunistas apostaron por reforzar la defensa y la seguridad, con un aumento del 7.2% del gasto militar en medio de tensiones geopolíticas en la región por Taiwán o las disputas territoriales en el mar de China Meridional.
El primer ministro Li afirmó oponerse "decididamente a las actividades separatistas dirigidas a la independencia de Taiwán", una isla de gobierno autónomo que Beijing considera parte de su territorio.
Los analistas consideran que entre el reimpulso económico y la seguridad, el poder chino se decanta por lo segundo.
El año pasado, las autoridades endurecieron una ley que amplía la definición de espionaje y registraron varias oficinas de empresas extranjeras de consultoría, investigación y auditoría.
Antes de la sesión parlamentaria, la APN aprobó una amplia revisión de la ley de secretos de Estado, una "clara señal de la importancia de la seguridad en la agenda gubernamental de este año", dijo Diana Choyleva, economista jefa de Enodo Economics a la AFP.