Este pronóstico no ha impedido que la migración se use como arma arrojadiza durante la campaña para las elecciones de noviembre, que disputarán el presidente demócrata Joe Biden, candidato a su reelección, y su predecesor republicano Donald Trump.
Este último amenaza con una deportación masiva si regresa a la Casa Blanca porque considera que los migrantes "envenenan la sangre de la nación".
¿Puede prescindir de ellos Estados Unidos pese al envejecimiento de la población?
Los migrantes "son el alma" y "la columna vertebral" del país, porque de ellos dependen muchas industrias como la alimentaria, los servicios, la construcción, la agricultura, la sanitaria, "críticas para el funcionamiento de cualquier sociedad", declaró a la AFP Justin Gest, politólogo y profesor de la George Mason University.
Privar estos sectores de su mano de obra "tendría un efecto crítico en todo el país", donde viven alrededor de 11 millones de migrantes en situación irregular, añade.
Si dejaran de trabajar "sería absolutamente cataclísmico en algunas industrias" y tendría un "efecto dominó que afectaría a toda la economía", coincide Heidi Shierholz, presidenta del Instituto de Política Económica, un centro de reflexión progresista.
Con todo las encuestas reflejan que los estadounidenses están cada vez más preocupados por la migración.
Puestos sin cubrir
En particular los simpatizantes del Partido Republicano, que achaca la afluencia de migrantes a la política de Biden: más de 7 millones interceptados tras cruzar ilegalmente la frontera con México durante su mandato, según datos oficiales.
Y eso que el demócrata ha endurecido su política para una migración "ordenada", imponiendo condiciones para entrar -como pedir cita a través de una aplicación de teléfono móvil, hacer los trámites en los países por los que pasan o acogerse a permisos humanitarios- y acelerando las expulsiones de aquellos que las incumplan.
Algunos estados conservadores han ido mucho más lejos e impulsan leyes y medidas antimigrantes contra aquellos que se hallan en el país de manera irregular.
"Estados Unidos tiene algo que no tiene el resto de los países de América: un excedente de puestos de trabajo", así que "este discurso oficial de que la gente que está sin permiso sea expulsada es más que nada electoral", declaró a la AFP Oscar Chacón, director de Alianza Américas, una coalición de 58 asociaciones de defensa de los migrantes en el país.
Concretamente hay más de ocho millones de puestos de trabajo sin cubrir, según el Departamento de Trabajo.
"Estados Unidos se beneficia de la abundante mano de obra que cruza la frontera, crea un problema político interno y no todos los que cruzan la frontera aportan algo positivo a la economía" pero le ofrece "una ventaja comparativa", reconoció la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Goergieva, durante las reuniones de primavera del FMI en Washington.
Lo que Georgieva califica de problema político doméstico se ha agudizado durante la campaña electoral.