"Aunque la sequía puede incrementar la oferta de carne en el muy corto plazo debido al incentivo de los productores por sacrificar pronto su ganado, en el mediano plazo la sequía podría decimar el tamaño del hato ganadero, contrayendo la oferta de carne de res y creando, eventualmente, presiones al alza en su precio", detalla el reporte del banco central.
En México, la mayor parte de la producción de carne de res se destina al consumo interno y el libre pastoreo es el sistema de producción de carne más utilizado con el 59.4% de la producción nacional.
Otro 11.1% utiliza el sistema de pastoreo controlado, en el cual se regula el volumen y la frecuencia del pastoreo con el propósito de tener un mejor aprovechamiento y conservación de los pastos, mientras que 4.4% de la producción utiliza una combinación de pastoreo con el uso de establos y corrales en donde los forrajes y otros alimentos balanceados son proporcionados a los animales.
17.3% de la producción utiliza únicamente corrales o establos para el manejo del ganado bovino.
"En suma, 74.9% de la producción bovina en México depende, en mayor o menor medida, del pastoreo y se encuentra potencialmente expuesta a los efectos adversos directos que la sequía podría tener en la disponibilidad de pastos", añade Banxico.
Entre 2018 y 2022, las importaciones de carne de res registraron, en promedio, 6.7% del consumo nacional.
Los estados del norte, centro norte y sur del país generan, en promedio, 88.5% de la producción nacional de carne de res, destaca el banco central.
Jalisco y Veracruz sobresalen como las dos principales entidades productoras, aportando en conjunto 25.1% de la producción nacional de carne de res, añade el reporte.
El centro destaca por su baja contribución a la producción, con 11.5%, por lo que su demanda de carne de res sería satisfecha con excedentes de producción generados por el resto de las regiones o con importaciones.