Ello se debe principalmente a las reformas internas emprendidas por el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, para acelerar la concesión de préstamos en todo el grupo, incluida la CFI, cuyas inversiones se destinan a estimular el crecimiento y reducir la pobreza en los países en desarrollo.
"Además de racionalizar los procesos, la CFI también ha descentralizado la toma de decisiones, permitiendo a los directores sobre el terreno asumir una mayor responsabilidad sobre la utilización de los fondos en su zona.
De cara al ejercicio financiero que finaliza en junio de 2025, Diop espera otro aumento, con el objetivo de alcanzar los 62,000 millones de dólares, y que el prestamista centre más sus esfuerzos en las infraestructuras, especialmente carreteras y transporte, y trabaje con entidades subsoberanas, como los municipios.
"Los ayuntamientos no suelen ser los más capacitados para estructurar operaciones y establecer asociaciones público-privadas (APP)“, dijo Diop.
"Si se consigue trabajar con ellos y desarrollar una buena cartera de APP y ayudarles a prestar servicios escolares y sanitarios, cosas que son de su responsabilidad, ayudarles a tener ciudades mucho más ecológicas (...) se puede conseguir una enorme cantidad de inversión que es necesaria allí".
Diop también dijo que quería aumentar las inversiones en capital, alejándose más de los préstamos y bonos tradicionales, posiblemente incluso como inversor de referencia que ayudaría a sacar las empresas a bolsa en sus mercados bursátiles nacionales. Sin embargo, la CFI tendría que considerar lo que esto podría significar para su codiciada calificación AAA, ya que las inversiones en acciones conllevan más riesgo que la exposición a la deuda.
"Uno de los objetivos que veo en el negocio de las acciones es empezar a invertir en empresas, tener capital en ellas, prepararlas para que coticen en bolsa, de modo que podamos cotizar en bolsa y salir quizá cuando coticen", dijo Diop.