La economía china afronta una deflación provocada por una grave crisis inmobiliaria y por unos niveles de consumo que están por debajo de los que se observaban antes de la pandemia.
Beijing puso en marcha varias medidas de estímulo fiscal en los últimos meses, entre las que destacan la reducción de tipos de interés, y el aumento del límite de deuda de los gobiernos locales.
Sin embargo, hay expertos que apuntan que se necesitarán medidas más directas para mantener el crecimiento económico.
En su discurso de Año Nuevo, Xi Jinping declaró que la economía china estaba sometida a "presiones" para "transformarse" y pasar de "viejas palancas de crecimiento a otras nuevas", y que se enfrenta a "un entorno externo incierto".
El dirigente chino reiteró que confía en lograr el objetivo oficial de crecimiento del PIB, estimado en 5% en 2024, una meta que algunos expertos dudan que el gigante asiático pueda alcanzar.
Las cifras oficiales de crecimiento económico se publicarán en enero.
Xi hizo estas declaraciones después de que se publicara el índice mensual de la actividad manufacturera china, en auge por tercer mes consecutivo.
Los pedidos de exportación alcanzaron su nivel más elevado en los últimos cuatro meses, "probablemente debido a un aumento de pedidos de importadores estadounidenses que anticipan posibles aranceles impuestos por Donald Trump", apuntó Gabriel Ng, del gabinete Capital Economics.
El presidente electo estadounidense, que asumirá el cargo el 20 de enero de 2025, prometió reforzar los aranceles a las importaciones chinas.