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Las exportaciones mexicanas aguantan los aranceles al acero y aluminio de Trump

Las ventas de México a Estados Unidos de estos productos representan apenas 2.2% del total. El país opta por la cautela y analiza su próximo movimiento ante la medida.
jue 13 marzo 2025 05:00 AM
Manufacture of stainless steel in Tlaxcala
A pesar de los intentos del gobierno mexicano por frenar los aranceles al acero y aluminio, la negociación no llegó a buen puerto.

Los aranceles de 25% al aluminio y acero impuestos por el presidente Donald Trump entraron en vigor el primer minuto del 12 de marzo, con una afectación global que eliminó las excepciones que Estados Unidos concedió a países como México, Canadá, Australia, Argentina, Brasil y Corea del Sur. El golpe para las exportaciones del país parece, por ahora, moderado.

Los envíos de estos productos hacia Estados Unidos representan apenas el 2.2% del total de las exportaciones mexicanas, que en 2024 alcanzaron 617,100 millones de dólares.

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De acuerdo con datos del Banco de México (Banxico), las exportaciones pertenecientes a las fracciones arancelarias 72, 73 y 76 —que incluyen fundición de hierro, acero, aluminio y sus manufacturas— sumaron 16,078 millones de dólares ese mismo año.

De este monto, alrededor de 13,666 millones de dólares, equivalentes a 85% del total, tuvieron como destino Estados Unidos. Aunque el porcentaje parece considerable, su peso relativo en el conjunto de las exportaciones mexicanas sugiere que el impacto no será devastador para la economía del país.

A pesar de los intentos del gobierno mexicano para frenar esta medida, la negociación no llegó a buen puerto. Encabezada por el Secretario de Economía, Marcelo Ebrard, la delegación mexicana sostuvo conversaciones con autoridades comerciales de Estados Unidos por dos días.

México decidió adoptar una postura cautelosa y la presidenta Claudia Shienbaum dijo que esperará hasta después del 2 de abril , fecha límite establecida para la imposición generalizada de aranceles de 25%, la cual ya fue aplazada dos veces, antes de decidir si tomará represalias contra estas medidas al acero y aluminio.

Brasil, por otra parte, también optó por mantener la calma y buscar una salida negociada. En contraste, Canadá y la Unión Europea reaccionaron de inmediato , con ofensivas comerciales de aranceles en represalia que ascienden a más de 20,000 millones de dólares y 28,000 millones, respectivamente.

El impacto esperado

Instituciones financieras y calificadoras de riesgo coinciden en que el impacto de los aranceles del 25% al acero y aluminio impuestos por Donald Trump será limitado para México.

Al tratarse de un arancel global que se aplica sin distinción a todos los países, la competitividad relativa del país frente a otras naciones no se verá comprometida, de acuerdo con el análisis de BBVA.

La experiencia pasada refuerza esta previsión. Cuando Trump implementó aranceles similares en junio de 2018, los cuales se mantuvieron vigentes hasta mayo de 2019, las exportaciones mexicanas de estos productos apenas se contrajeron 1%, al pasar de 11,964 millones de dólares en 2018 a 11,447 millones en 2019, según cifras de Banxico.

En el caso de Estados Unidos, Standard & Poor’s advierte que el impacto puede ser mayor si más países deciden responder con medidas de represalia. Aunque el aumento de 11,000 millones de dólares en costos de importación parece insignificante en una economía valorada en 29 billones de dólares, la calificadora subraya que los efectos negativos no se limitarían a los precios del acero y aluminio importados.

Las industrias nacionales de estos metales podrían beneficiarse a corto plazo, pero el costo real recaerá sobre los usuarios finales: fabricantes de automóviles, maquinaria, latas, envases, electrodomésticos y proyectos de construcción.

¿Qué dicen las industrias?

El anuncio de los aranceles llega en un momento complicado para la industria estadounidense, cuya producción y capacidad se encuentran en niveles bajos. Según datos oficiales, en 2023 la industria siderúrgica operaba a 75.3% de su capacidad, mientras que la industria del aluminio apenas alcanzaba 55%.

Desde la Casa Blanca, Trump señala a las excepciones comerciales con México, Canadá, Australia, Argentina, Brasil y Corea del Sur como la causa de la baja producción nacional.

Canadá, México y Brasil son los principales proveedores de estos materiales a Estados Unidos, con una participación conjunta que supera el 50% del mercado.

La presión no solo proviene del gobierno, sino también de grupos influyentes como el Instituto Americano del Hierro y el Acero (AISI), la Asociación de Fabricantes de Acero (SMA), la Industria de Aceros Especializados de Norteamérica (SSINA), el Instituto Americano de Construcción en Acero (AISC) y la Asociación de Fabricantes de OCTG de los Estados Unidos (USOMA). Estas organizaciones respaldan plenamente la medida proteccionista y exigen su aplicación estricta.

Por otra parte, la industria mexicana y la Secretaría de Economía consideran injustificada la imposición de aranceles, con el argumento de que México compra más acero y aluminio a Estados Unidos de lo que le vende. La Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero (Canacero) señala que el balance comercial al cierre de 2024 muestra un superávit de 2.3 millones de toneladas a favor de Estados Unidos.

Desde que Trump firmó la orden ejecutiva el pasado 10 de febrero, empresarios mexicanos pidieron al gobierno de Sheinbaum que, si no se llega a un acuerdo, se impongan represalias a productos siderúrgicos estadounidenses.

La sospecha del acero chino

En medio de este conflicto comercial, Estados Unidos ha manifestado su preocupación por la supuesta triangulación de acero chino que ingresa a su territorio a través de México. Desde la administración de Joe Biden, se exigió a México medidas inmediatas y significativas para frenar el aumento de sus exportaciones de acero y aluminio, así como mayor transparencia en sus importaciones provenientes de terceros países.

No obstante, la Secretaría de Economía y el sector empresarial mexicano rechazan con firmeza esta acusación. Según datos oficiales, México importa la mayor parte de su acero de Estados Unidos (45%), seguido por China (17.3%) y Alemania (10.3%).

Las autoridades aseguran que los números demuestran que México no es la plataforma que China utiliza para acceder al mercado estadounidense.

A medida que las tensiones continúan, México se enfrenta a un dilema: mantener la calma y seguir negociando o, finalmente, responder con aranceles que desatarían un conflicto comercial de mayor escala.

El gobierno de Estados Unidos libra su batalla comercial sin considerar el costo, mientras Wall Street enfrenta días de alta volatilidad. Las jornadas recientes muestran un panorama complicado: dos días de caídas pronunciadas seguidos de una tímida recuperación gracias a un dato positivo sobre la inflación.

El secretario de Comercio, Howard Lutnick, minimizó la incertidumbre financiera y defiendió con firmeza la estrategia del presidente Donald Trump. Según él, las fluctuaciones del mercado representan un efecto secundario inevitable en un proceso de negociación necesario y postergado.

"Los mercados van a aprender: dejen que el negociador haga sus tratos. Los medios de comunicación y los demócratas están impulsando una narrativa de caos, pero en realidad, este es un maestro negociador trabajando para el pueblo estadounidense. El presidente Trump se está enfrentando a países y empresas extranjeras que nos han estado estafando durante años".

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