“La demanda podría aumentar ligeramente a medida que los compradores potenciales intentan anticipar los ajustes de precios, pero es probable que las ventas se moderen en el segundo semestre de 2025”, explica. El 26 de marzo, Estados Unidos anunció aranceles de 25% sobre todos los automóviles importados y ciertas autopartes, vigentes a partir del 3 de abril. Los aranceles se aplicarán a las importaciones de todos los países.
Este anuncio permite a los fabricantes de vehículos que cumplen con el T-MEC certificar el contenido estadounidense, y los aranceles se aplican únicamente al contenido no estadounidense.
Los aranceles sobre las autopartes que cumplen con el T-MEC no se aplicarán hasta que se establezca un proceso para identificar el contenido de origen estadounidense en dichas autopartes. Las importaciones representan actualmente aproximadamente 50% del mercado estadounidense de vehículos ligeros en volumen. México es el mayor proveedor extranjero, seguido de Corea del Sur, Japón, Canadá y Alemania.
La mayoría de las importaciones de México y Canadá, aunque no todas, cumplen con las disposiciones del T-MEC. El último anuncio es cada vez más negativo para los fabricantes de automóviles que venden vehículos fabricados en Japón, Corea y Alemania en el mercado estadounidense. En el caso de Volkswagen, los aranceles afectarán al segmento de lujo con mayor margen de beneficio (incluido Porsche), lo que debilitará aún más el flujo de caja libre y reducirá el margen de calificación.
El mercado estadounidense representa una cuarta parte de las ventas globales tanto para Toyota como para Hyundai (incluido Kia), pero alrededor de 60% de las ventas de Hyundai en Estados Unidos se realizan en Corea y están sujetas a los nuevos aranceles de 25%, en comparación con solo 23% de las ventas de Toyota en Japón.
Para otros fabricantes de automóviles con una amplia presencia de fabricación en Estados Unidos, Canadá y México, la exención inicial ofrece un alivio temporal, aunque es probable que la situación siga evolucionando, con posibles aumentos de costos.
Tanto Stellantis como Nissan tienen perspectivas de calificación negativas y están relativamente expuestos a aranceles en México y Canadá.
Fitch prevé que los fabricantes de automóviles aumenten los precios de forma generalizada, aunque los aranceles afectarán a cada marca y modelo de forma diferente. Algunos fabricantes pueden tener dificultades para aumentar los precios lo suficiente como para cubrir los aranceles de 25% y tendrán que realizar ajustes drásticos en sus planes de producción y ventas.
Los aranceles pueden desviar parte de la demanda de vehículos importados hacia los fabricados en Estados Unidos, beneficiando a emisores como Ford. Sin embargo, muchos vehículos fabricados en el país vecino, como camionetas pickup y SUV de tamaño completo, no compiten directamente con los importados, que consisten principalmente en autos y SUV más pequeños y modelos de lujo.
Fitch dice que el impacto de los aranceles sobre las autopartes es menos transparente debido a la complejidad de la cadena de suministro. Además de los mayores costos, existe cierto riesgo de que la transición provoque retrasos en la entrega de piezas o interrupciones en la cadena de suministro que afecten a la industria automotriz estadounidense, similar a lo ocurrido en 2021-2022. Pero esto se ve mitigado temporalmente por el retraso en la aplicación de aranceles sobre las autopartes que cumplen con el T-MEC.
La calificadora menciona que, a corto plazo, fabricantes de automóviles como General Motors tienen cierto margen para ajustar la producción y minimizar el impacto de los aranceles. Las inversiones significativas en la fabricación de automóviles y autopartes en Estados Unidos requerirían mayor claridad política y la expectativa de que los aranceles se mantengan durante el horizonte de inversión.