Tampoco hay mucha inversión pública, por el objetivo de la consolidación fiscal de Hacienda y por la incertidumbre que se tiene ante la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos, la inversión privada va a paso lenta, entonces “no está encendido ese motor de demanda”, consideró Carrillo.
“Una desaceleración económica se refleja en una menor recaudación tributaria porque al haber menos actividad, se pagan menos impuestos. Se reduce el consumo y se ven menores ingresos por IVA, también IEPS, estos dos son impuestos al consumo, y el ISR también se ve afectado si hay menores utilidades”, comentó Oscar Ocampo, director de Desarrollo Económico del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Iván Benumea, coordinador de Justicia Fiscal de Fundar, detalló que cuando las personas y las empresas tienen menos ingresos, tienen menos posibilidad de comprar bienes o adquirir servicios, lo que se traduce en una menor recaudación para el Estado.
“Pero hay otras factores económicos que son muy importantes para el Estado y las finanzas públicas, como la situación de Pemex, que es una empresa pública y vive una situación financiera muy preocupante desde hace varios años; además de que el precio internacional del crudo también tiene mucha relevancia”, destacó Benumea.
De acuerdo con Hacienda, un punto porcentual del PIB equivale a 50,900 millones de pesos en los ingresos tributarios no petroleros. Por lo que 1.5 puntos porcentuales representan un faltante de 76,350 millones.
¿Más déficit?
Los especialistas consideran que la llegada de menores ingresos al erario público tiene como implicaciones aplicar recortes al gasto público programado, o subir las necesidades de financiamiento, y por ende, un mayor déficit, que es la diferencia entre el gasto público -presionado al alza por el costo de la deuda, pensiones, programas sociales y transferencias a los estados- y los ingresos que llegan por derechos, renta petrolera e impuestos, principalmente.
“De todos modos tienes un problema porque tus metas de consolidación fiscal no las vas a poder lograr, porque tienes un PIB, una relación deuda sobre PIB; si sube tu deuda y baja el PIB, la relación deuda-PIB va a crecer, y es lo que se quiere evitar con la consolidación fiscal. Entonces, la receta natural sería bajar el gasto programable o, digamos, cortar donde se pueda. Pero eso a la vez te mete en un círculo vicioso porque si no gastas, no generas crecimiento económico”, advirtió Carrillo.
En principio, si el “presupuesto no alcanza, una posibilidad es que el gobierno decida endeudarse más el siguiente año, para poco compensar lo que no se pudo gastar en el presente ejercicio fiscal”, consideró el especialista de Fundar.