Con la inflación por encima del objetivo de 2% de la Fed y la perspectiva del empleo en caída, el presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo tras la reunión que "simplemente hay personas que tienen opiniones firmes" sobre cuál de los dos riesgos necesita más atención desde el punto de vista de la política monetaria.
"No es la situación normal en la que todo el mundo está de acuerdo en la dirección y en lo que hay que hacer", dijo.
La decisión de 9-3 a favor del recorte de tipos reflejó un "apoyo bastante amplio" entre los banqueros centrales, dijo Powell, y puso a la Fed en posición de "esperar a ver" cómo evoluciona la economía.
Las proyecciones de la Fed indican que los dos disidentes de línea dura —el presidente de la Fed de Kansas City, Jeffrey Schmid, y el presidente de la Fed de Chicago, Austan Goolsbee— no estaban solos, ya sea acompañados de los siete presidentes sin derecho a voto o de los votantes que se tragaron su escepticismo sobre el recorte de tipos para respaldar a Powell y a la mayoría. Seis de los 19 responsables de la política monetaria fijaron en 3.9% el tipo adecuado para finales de 2025, por encima de donde lo dejó el recorte de tipos.
Para el próximo año, los dirigentes monetarios están aún más divididos acerca de hacia dónde deben ir los tipos, ya que varios no ven apropiado ningún recorte y otros son más partidarios de uno, dos o más.
Desde la decisión, una serie de publicaciones de datos económicos oficiales que se habían retrasado por el cierre de la Administración han tendido a favorecer a los partidarios de la relajación monetaria, aunque los economistas dicen que los informes tenían tantos datos faltantes e imputados que justifican guardar mucho escepticismo.
Por ejemplo, el índice de precios al consumo subió 2.7% en noviembre con respecto al año anterior, pero la mayoría de los datos procedían de los precios recogidos en la segunda mitad del mes, tras la reapertura de la Administración, y cuando los minoristas ofrecían descuentos por la temporada navideña.
Otro informe mostró que la tasa de desempleo subió 4.6%, pero se obtuvo utilizando una metodología inusual porque el cierre había impedido la recopilación regular de datos.