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Rodrigo Arévalo: El CEO que logró que Uber se quedara

El líder de la aplicación de movilidad en México apuesta a que en cinco años habrá menos tráfico en las ciudades donde su modelo ya funciona, pese a la oposición de los taxistas.
lun 18 abril 2016 06:05 AM

"Aquí está tu laptop, ve a buscar un coworking". Con esas indicaciones se lanzó Rodrígo Arévalo a sus 27 años, a crear Uber en México. Sabía que existía la compañía y en un viaje a Los Ángeles pidió uno de sus servicios por diversión, pero nunca había incursionado en el negocio de la movilidad. Se metió a Google, buscó directorios de empresas de transportes particulares y se aventuró a convencerlos de que se unieran a Uber.

"Si siete de diez personas me decían que estaba loco iba bien, porque no me lo decían todos”, dice el CEO de la empresa en el país. Agrega que si alguien le hubiera dicho que la empresa llegaría a ser lo que es se hubiera puesto nervioso, pero no se lo imaginó.

Tres años después, Uber tiene más de 1,200,000 usuarios en México, que en 2015 fue el tercer país con más viajes de la compañía en el mundo. El 8 de marzó llegó a Mérida, Aguascalientes, San Luis Potosí, Cuernavaca, Hermosillo y Mexicali y ya estaba presente en ocho ciudades más.

Arévalo, quien también es accionista de la empresa, y su equipo de alrededor de 50 millenials van por mucho más. Su meta es convencer a los mexicanos de que ya no necesitan coche. “En algún momento del siglo XX nos creímos que era una buena idea comprar un pedazo de metal, tenerlo parado 95% del tiempo y perder dinero con ese activo”, apunta Arévalo. De esa forma aspiran a reducir el parque vehicular, el tráfico en las ciudades y su impacto en el medio ambiente.

Leer: 7 Puntos para entender el algoritmo de Uber: ¿Funcionará uno nuevo?

No todos creen que sus fines sean viables. Rodrigo Díaz González, consultor en temas de movilidad y desarrollo urbano, reconoce que Uber llegó a proveer el servicio de calidad a buen precio que mucha gente necesitaba. Pero duda del impacto positivo que haya tenido hasta ahora en la reducción de tráfico.

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“Desde la perspectiva de ciudad, la sospecha es que mete más coches de circulación en zonas particularmente ya congestionadas”, señala. Es improbable- dice- que haya disminuido el número de taxis y los Uber particulares remplazan un vehículo por otro. Agrega que para que el Uber llegue en menos de cinco minutos, tiene que haber un gran número de sus coches sin pasajeros circulando por la zona. En cambio, ve con buenos ojos Uber Pool, un servicio de la empresa que llegó a México en enero y permite compartir los viajes entre usuarios.

Este tipo de cuestionamientos no le preocupan a Arévalo, acostumbrado a romper paradigmas. Cuenta que con cada meta que le ha propuesto a su equipo lo han tildado de loco, y siempre las han rebasado al final del año.

Uno de los logros indirectos fue la aprobación de una regulación para plataformas como Uber, en julio de 20015, en la Ciudad de México. La normativa estableció que la empresa pague 1.5% del costo de cada viaje al gobierno capitalino El acuerdo se alcanzó después de semanas de negociaciones y de casi un año de protestas de los taxistas, que acusaban a Uber de competencia desleal. En otros países, la plataforma no ha conseguido operar.

Para Arévalo, ese acuerdo es parte de un proceso; los retos de la compañía son mucho mayores.

La gente se enfoca en eso porque es un modelo poco tradicional, pero nuestra preocupación es otra, la de transformar ciudades.

El joven empresario les enseña a sus empleados a no encontrar excusas, tener siempre su objetivo en mente y seguir corriendo. “Te empodero, confío en ti pero te voy a pedir resultados, espero de ti ese 110% que yo estoy dando también”, dice.

Uber es un trabajo de tiempo completo, por lo que Arévalo busca que los que lo rodean estén enganchados emocionalmente con la compañía. “Deben tener hambre de querer hacer algo distinto, quieres alguien a quien le brillen los ojos cuando hable de qué quiere hacer en la vida”, dice mientras le brillan los suyos. Y alguien que crea en la empresa tanto como él. “Uber es una experiencia súper sencilla, aprietas un botón, te subes, te bajas...en su momento parecía mágica”, dice. “Ahora es cómo seguimos subiendo la vara”.

Edad: 30
Estudios: Ingeniería Industrial en la Universidad Iberoamericana

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