Pero eso no siempre es lo mejor, las consecuencias pueden ser catastróficas. Los fundadores corren el riesgo de entrar en una dinámica negativa que les haga perder dinero, tiempo y confianza en ellos mismos. Todo esto pensando que si lo siguen intentando quizá lo lograrán, aunque muchas veces el éxito no depende de ellos sino de que se den todas las condiciones para que el negocio prospere.
"Decidirte a dar ese paso y salir a dar el anuncio de cierre te deja mejor posicionado que seguirlo intentando. De lado de la reputación funciona más ser claro que engañar y decir que todo está bien, porque la bomba de reputación está latente", aconseja Fabián Luna, socio de la firma de diseño estratégico 23 Design.
Hasta ahora no hay un test exacto que responda si es momento o no de cerrar un emprendimiento. Sin embargo, sí hay algunas señales que pueden alertar sobre el posible fin de un negocio.
El cliente no compra
La alerta principal de que un emprendimiento no está funcionando es la falta de ventas: el consumidor no paga por el servicio o producto que ofrece la empresa. Aunque lance promociones, rediseñe el producto o amplíe la oferta, no logra convencer al cliente y sus métricas de negocio no mejoran.
“No importa si te dieron el premio nacional del emprendedor o te graduaste de una aceleradora, el premio más importante es que te compren”, dice Elsa Treviño, CEO y cofundadora del fondo de inversión ToroVentures. Y si el emprendedor no lo está logrando, es señal de que algo falla.
No hay un tiempo promedio para que se compruebe si la solución es útil. Hay quienes a los tres meses identifican que no es la adecuada, pero hay otros a los que les toma años. Lo importante, coinciden los especialistas, es estar atentos al comportamiento de los clientes y no engañarse con ventas que no se han concretado.