Comenzaron a ver las etiquetas de los alimentos que compraban y descubrieron que, la mayor parte, eran producidos en Colombia, Perú, Brasil o Ecuador. La sorpresa llegó cuando, al llamar a una de estas empresas locales que aparecían en el etiquetado, del otro lado de la línea contestó Farah. "Era el representante de la marca en Colombia y nosotros somos amigos de toda la vida de Barranquilla, de donde somos", explica Hernández.
Se juntaron y decidieron crear la distribuidora, que tiene su principal apuesta en su base tecnológica, ya que funciona como un marketplace. "Identificamos que había una creciente demanda de alimentos orgánicos y saludables, que había nuevas marcas pero que no tenían canales de distribución especializados", señala el cofundador.
El consumidor también había evolucionado y ahora es más consciente de lo que come y del impacto que tiene lo que consume.
La solución
Su acercamiento inicial al mercado fue para llegar al consumidor final. Los amigos compraron un pequeño inventario que guardaron en el garage de una casa. Y empezaron a generar publicidad en redes sociales. Sus primeros clientes eran personas veganas, vegetarianas, celiacos, hipertensos, con obesidad o diabetes y deportistas.