En el país había ya negocios instalados, pero la propuesta de Cruz prometía algo no tan fácil de encontrar: el gusto auténtico. “Abrir un lugar de comida mexicana fuera de México no es sencillo”, advierte. “Y menos, en un sitio tan lejano como Israel, donde las tortillas a nadie se le pasaban por la cabeza”. Hace un año abrió Tacos Luis, en Jerusalén.
La pareja comenzó su negocio como proveedores de tacos en el negocio de unos amigos. Luego, hizo su primer levantamiento de fondos a través de una plataforma de crowdfunding. Debía juntar 150,000 shekels (aproximadamente, 42,000 dólares) y terminó con cerca de 180,000. “Hasta el día de hoy, hay gente que se acerca para cobrar en tacos la inversión que hicieron en nosotros”, bromea.
Para Nelly Golberg, abrir un local de comida también se trató de una decisión de vida. Esta psicoterapeuta y profesora de la Universidad Anáhuac Querétaro había perdido a su hija y decidió emigrar a Israel junto con su otro hijo. En la ciudad portuaria de Haifa, comenzó a echar de menos la cocina mexicana. “Empecé a cocinar para mí, al poco tiempo, ya me estaban encargado platillos mexicanos. Entendí que era el momento de abrir un local”, recuerda.