Innovar para trascender en los mercados
Nota del editor: Bruno Juanes es socio responsable de Innovación y Manufactura en Consultoría de Deloitte México.
Existen diversos procesos para generar innovación y para ponerlos en práctica. Anteriormente se usaba un sistema tradicional denominado Waterfall o Cascada, el cual ordenaba rigurosamente las etapas del proceso para el desarrollo, de tal forma que el inicio de cada etapa debía esperar a la finalización de la etapa anterior, lo cual costaba mucho tiempo y trabajo para llegar al producto final.
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Hoy día el proceso más conocido en este ámbito lleva por nombre Design Thinking (herramienta de gran utilidad enfocada a fomentar la innovación en las organizaciones de una forma eficaz y exitosa). Esta metodología parte de la definición específica de las necesidades del cliente, condicionantes de negocio y requerimientos para comenzar a pensar cómo debe funcionar el producto final y pilotearlo de una manera ágil en pequeñas interacciones rápidas que apunten a tener el producto final con poco grado de sofisticación en un inicio y en las últimas interacciones ya con toda la sofisticación, obteniendo resultados inmediatos al tener un Mock Up como punto de partida.
nullEste método opera de la mano con el denominado Agile, que se refiere a las prácticas que fomentan el rápido desarrollo de productos de trabajo, con un enfoque en la calidad y el valor, e integran ciclos de retroalimentación. Se trata de entregar un proceso de trabajo y recopilación de comentarios en fases, para mantener el desarrollo alineado con las cambiantes necesidades del negocio.
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Las compañías innovan principalmente en el plano de productos y procesos, definiendo los atributos y requerimientos para su fabricación.
nullSin embargo, esto no representa la totalidad del universo mejorable, existen dos planos adicionales para innovar:
El primero es hacia el cliente. Contempla la marca y cómo se hacen llegar los productos o servicios a las personas: Los canales, el posicionamiento y la relación con los usuarios.
El segundo es hacia adentro de la compañía. Incluye el modelo de negocio, la alineación del talento humano con el producto o servicio y los activos, así como la relación con la red de empresas aliadas.
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En la Consultoría de Deloitte se han identificado 10 patrones básicos de innovación, con base en una investigación exhaustiva de más de 3,000 innovaciones que abarcan desde el microondas hasta el sistema de producción de Toyota.
A través de estos parámetros es posible determinar el grado de innovación de las compañías, aquellas que califican en uno o dos rubros (usualmente producto y proceso) tienen un nivel de desempeño considerablemente plano, mientras que aquellas que califican desde tres hasta ocho rubros, serán las que tengan mejor desempeño junto con mayores retornos de inversión para los socios.
Entre algunos casos de empresas que innovan, encontramos a Ford con el lanzamiento del modelo T, el cual contemplaba ocho criterios y es sin duda uno de los productos más exitosos en la historia de la manufactura. Igualmente, encontramos el caso de Tesla, el cual más que vender un automóvil, vende una computadora con motor y ruedas.
En conclusión, aquellas compañías que logren “salir de la caja” y no solo enfocarse en el producto y el proceso, seguramente serán las más exitosas y más redituables.