¿Existe la industria del cine mexicano?
'No se aceptan devoluciones', la película de Eugenio Derbez que en 2013 batió récords de taquilla en el país, demostró una cosa e inauguró otra: probó que había cierto tipo de película mexicana capaz de atraer a millones de espectadores a las salas, y como consecuencia trajo consigo una moda de comedias nacionales con títulos muy largos —'¿Qué culpa tiene el niño?', 'Un padre no tan padre', 'No sé si cortarme la venas o dejármelas largas', 'Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando'— que han apuntalado lo que sin miedo ya puede llamarse una industria comercial del cine mexicano.
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"Es un momento de mucha vitalidad y vigor en la industria cinematográfica en México", asegura Tábata Vilar, directora de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine), que reúne a exhibidores, distribuidores y productores y que hoy cumple 75 años.
Según destaca, hay tres datos que prueban su afirmación: la asistencia a películas nacionales es histórica, con 31 millones de espectadores en 2016; los ingresos en taquilla de estas cintas están en máximos, con 1,000 millones de pesos (mdp) en promedio en los últimos años; y la producción, con 162 filmes el año pasado, es superior a la de la Época de Oro, gracias a las ayudas de Eficine, que ofrece estímulos fiscales para la realización de largometrajes.
México es, además, el cuarto lugar del mundo donde se venden más boletos de cine, después de India, China y Estados Unidos; el décimo país con más taquilla, con más de 15,000 mdp anuales; el sexto con los precios más baratos; y el segundo que más salas construyó en 2016, tras China.
Cinépolis y Cinemex, que suman casi el 97% del mercado nacional, dominan la exhibición.
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Sin embargo, pese a estas cifras históricas de la industria nacional, hay muchos retos pendientes, comenta Vilar.
Por un lado, apenas se estrena la mitad de las películas mexicanas que se producen: en 2016, sólo 81 de las 162 cintas se pudieron ver en salas. "Tenemos que dar respuesta a por qué esas películas no se estrenan, y entender que hay muchas maneras en las que hoy ese contenido puede tener salida, como las plataformas digitales", dice la directora de Canacine.
Y otro lado, esos 1,000 mdp en taquilla de los filmes mexicanos suponen apenas entre el 6% y el 8% del total. "En un momento de récords de asistencia y muchas películas producidas, tenemos una baja participación. Debemos invertir más tiempo y recursos en proyectos que generen más porcentaje de la taquilla total", destaca Vilar. "Eso se logra con una mayor profesionalización del sector —agrega—, trabajando en la parte de hacer un business plan, de estudiar la factibilidad de los proyectos y ver cómo hacer que logren flujos de efectivo".
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Además, la directiva pide "reforzar la colaboración entre los diferentes actores de la industria y colaborar más para generar la marca fílmica país en el extranjero, como por ejemplo ha logrado Chile". "También necesitamos números —añade—. En esta industria no hay una sola profesión que no trabaje ahí, es una cadena de valor impresionante, pero no sabemos de cuánto es porque el Inegi no desagrega las cifras de la cuenta corriente cultura".
El actual éxito de 'Coco', la película de animación de Pixar basada en el Día de Muertos —que bate récord en México y que lideró este fin de semana la taquilla en Estados Unidos—, muestra el potencial de la cultura mexicana y el 'hambre' de los espectadores por historias locales.
Este año, de hecho, hubo seis películas mexicanas por encima del millón de espectadores: 'Hazlo como hombre', '3 idiotas', 'Me gusta pero me asusta', 'Cómo cortar a tu patán', 'Todos queremos a alguien' y 'El tamaño sí importa'. Todas ellas, sin embargo, quedaron muy lejos del top ten de la taquilla del país.
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Vilar recuerda, de todos modos, que en el cine no todo es comercial, pues hay un complicado equilibrio entre industria y arte, y destaca que el año pasado las películas mexicanas ganaron hasta 100 premios en festivales.
"No podemos tirarle a hacer una industria como la estadounidense, y por nuestra vocación cultural no debe ser nuestra única apuesta el generar una industria comercial que genere grandes participaciones de mercado. Somos generadores de patrimonio cultural en el mundo".