Tres casos de marcas de lujo que logran ser sustentables
Tanto las marcas como los clientes buscan productos únicos y con una importante carga social. La exclusividad de los artículos no sólo radica en materiales o confección, productores y consumidores buscan que estén involucrados en procesos de producción amigables con el medioambiente –por el ahorro de agua, las bajas emisiones de gases contaminantes, el reciclaje o el uso de materiales sintéticos o fibras vegetales en vez de pieles– y con la comunidad, por ejemplo, mediante un pago digno para los artesanos involucrados en la manufactura.
Firmas de alta costura, como la italiana Gucci, decidió dejar de utilizar pieles de animales para la confección de sus prendas.
En México, otras firmas de lujo, como Carmen Rión y Santa Lupita, se distinguen por crear prendas exclusivas –con un reducido número de piezas por colección– en conjunto con artesanas mexicanas, a las que quieren ofrecer un pago justo por su trabajo, y con materiales sustentables.
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Carmen Rión
Carmen Rión trabaja con un grupo de 50 mujeres indígenas en Zinacantán, Chiapas. Les brinda capacitación y materiales, y, en conjunto, diseñan algunas prendas. “Lo que nos diferencia es el pago a lo que vale su trabajo. Mucha gente no paga lo que vale el trabajo de los artesanos indígenas”, explica Daniel Cruz, vocero de Carmen Rión.
La firma ahora tiene boutiques en la Ciudad de México, Cancún, San Cristóbal de Las Casas y Oaxaca, y ya prepara su expansión internacional. “Tenemos varias ofertas de gente que quiere abrir una tienda en Francia, España, Suiza, Reino Unido, y en Berlín estaremos de fijo vendiendo en una galería el próximo año”, adelanta el vocero.
Además, quieren llegar a nuevos nichos de mercado. “Los millennials admiran mucho el trabajo, pero ahorran para comprar un vestido y no consumen nuestros productos continuamente”.
Air Design Pets
En la calle de Masaryk, en Polanco, en la Ciudad de México, está la tienda de Carlos y Miguel Ávalos. Venden casas, camas y accesorios para perros y gatos. Apuntaron a un segmento alto, y de bajo volumen, con precios de hasta 3,000 pesos por producto. “Si hacemos una equivalencia en coches, sería el segmento en el que están BMW, Audi o Mercedes-Benz”, dice Carlos Ávalos.
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Los hermanos empezaron su negocio en 2015, tras observar el crecimiento del mercado de las mascotas en el país donde hay 24.4 millones de perros y gatos. De acuerdo con Euromonitor, el mercado vale 36,000 millones de pesos al año.
La tendencia apunta a servicios y productos cada vez más especializados, similar a otros países donde existen desde spas hasta cervezas para perros. La empresa está en Estados Unidos y Alemania, y buscan llegar a Asia en el mediano plazo.
Santa Lupita
Santa Lupita es una marca de ropa femenina que exalta los bordados tradicionales mexicanos en las prendas elaboradas por sus artesanas. Vende en nueve países entre Estados Unidos y otros en Europa, a través de 23 tiendas, cuenta Jorge Acevedo, socio fundador de la firma.
La empresa nació hace tres años con el objetivo de llegar al mercado premium europeo. “Nuestra clientela es de alto poder adquisitivo, son fashionistas que quieren tener prendas únicas. En los países desarrollados la gente se interesa en lo que hay detrás de la prenda: quieren que tenga una historia y que no venga de una producción industrial”, señala Acevedo.
Las prendas llevan la firma de uno de los 85 artesanos que trabajan con la firma provenientes de Chiapas, Oaxaca, Puebla y otros estados. En 2016 facturó 400,000 euros y en 2017 espera un crecimiento de 30%.
