Las malas apuestas le cuestan muy caro a General Electric
General Electric (GE) está sumida en una crisis de efectivo causada por una mala apuesta a los combustibles fósiles.
Las ganancias de la división de energía se desplomaron un 88% durante los últimos tres meses de 2017, informó la compañía este miércoles.
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GE también reveló que la Comisión de Bolsa y Valores está investigando las pérdidas de los seguros así como las estrategias contables de la empresa.
La fuerte caída de la firma fue impulsada por una baja en los pedidos de turbinas gigantes y generadores utilizados en las plantas de carbón y gas natural. General Electric también recibió el golpe de una reestructura anunciada previamente, la cual incluye un recorte de 12,000 empleos.
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Los problemas de General Electric fueron causados por años de malas negociaciones, especialmente bajo el mandado del expresidente ejecutivo Jeff Immelt. En lugar de invertir en energía renovable, GE duplicó los combustibles fósiles en 2015 al adquirir el negocio de energía de Alstom, que fabrica turbinas alimentadas con carbón.
La firma admitió que el acuerdo de 9.5 millones de dólares, su mayor pacto industrial, se ha visto afectado por el aumento de la energía solar y otras energías renovables.
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John Flannery, el nuevo CEO, dijo durante una conferencia telefónica que la división de energía es una franquicia importante que atraviesa un periodo difícil. También advirtió que los desafíos del mercado continuarán.
La caída de esta división contribuyó a que los resultados trimestrales del cuarto periodo de 2017 fueran más débiles de lo esperado. GE perdió 9,600 millones de dólares en el último trimestre debido a su brazo financiero y la revisión de impuestos.
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General Electric ha estado en una situación de crisis durante meses, con flujos de efectivo cada vez más reducidos que obligan a la gigantesca empresa a reducir a la mitad su dividendo, poner a la venta algunas de sus divisiones y hacer revisiones a su junta directiva. La firma incluso está lo que antes era impensable: una ruptura total de lo que solía ser el conglomerado más exitoso de Estados Unidos.
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"Nuestra responsabilidad es remodelar esta empresa y asegurarnos de que General Electric importa tanto en el próximo siglo como lo ha hecho en el pasado", aseveró Flannery.
La buena noticia es que los negocios de aviación y atención médica tuvieron un mejor desempeño. Los pedidos de aviación subieron en un 11%, mientras que los pedidos de productos para el cuidado de la salud aumentaron en 9%.
"Nuestra visión y ejecución de efectivo está mejorando", dijo Flannery. El CEO espera una profunda reducción de costos y otras medidas para posicionarse en una mejora continua en 2018.
Las acciones de GE están a mínimos de seis años. Fue la que tuvo el peor comportamiento en el 2017, perdiendo así la mitad de su valor a pesar del boom que tuvo el mercado bursátil en general.
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Wal Street está muy preocupado por la división GE Capital pues se trata de la división de préstamos que casi destruyó la compañía durante la crisis financiera. Pese a que GE ha vendido gran parte de esta división, la parte que quedó ha causado problemas.
GE Capital perdió 6,400 millones de dólares en el cuarto trimestre de 2017 debido a peores problemas de los esperados en el negocio de seguros.