¿Qué sucede con el monopolio en el combustible de los aviones?
Uno de los últimos monopolios 'de facto' que quedan en el sector energético mexicano es el de la turbosina, el combustible de los aviones. Su persistencia encarece el costo de la operación de la aerolíneas, lo que se transfiere al precio de los boletos de avión.
La reforma energética quitó el monopolio de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) en la comercialización, distribución y almacenamiento de la turbosina. Sin embargo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) todavía no modifica el reglamento que prohíbe a los concesionarios de los aeropuertos permitir que nuevas empresas distribuyan combustible a las aeronaves en sus instalaciones.
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“Los títulos de concesión de todos los aeropuertos de México establecen que, salvo instrucciones de la SCT, los concesionarios no pueden permitir la comercialización de turbosina distinta a la que distribuye ASA”, dijo en entrevista Alfredo Álvarez, socio líder de la consultora Ernst & Young (EY). "Hay un reglamento que falta que la SCT adecúe (…), y no sería complicado si hubiera voluntad”, añadió.
Hace más de un año, la Comisión de Competencia Económica (Cofece), el Senado y la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) exhortaron a la SCT a reformar las condiciones de comercialización del combustible para abrir la competencia, un elemento clave que persigue la reforma energética.
La liberalización del combustible tras la reforma atrajo a decenas de empresas multinacionales, como Total, Shell y Nord Storm, para abastecer a las aerolíneas en México.
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Desde 2017, unas 75 empresas consiguieron permiso por parte de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) para importar un total de 47,730 millones de litros de turbosina, de acuerdo con los últimos datos del órgano regulador.
Un año más tarde, a pesar de conseguir el permiso, las aerolíneas que vuelan en aeropuertos mexicanos aún tienen un solo vendedor: ASA.
“El problema es que el reglamento de aeropuertos se convierte en una barrera. Puedes importar la turbosina, pero si no se la puedes entregar a la aerolínea, no hay más que hacer”, dijo Gonzalo Monroy, analista de GMEC.
ASA aseguró que ayuda a la SCT para llevar a cabo "acciones de armonización del marco jurídico en materia energética y aeroportuaria" para abrir el mercado de la turbosina.
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"ASA no sólo apoya y desarrolla, en concordancia con las autoridades de energía, los esquemas que permitan la apertura del sector de combustibles de aviación a terceros, sino que aporta su conocimiento y experiencia" , agregó la empresa paraestatal, en una nota informativa emitida ayer por la noche.
El pasado miércoles, la Cofece urgió a la SCT a eliminar el monopolio del combustible de ASA, así como adecuar los contratos celebrados por dicha entidad paraestatal con otros comercializadores, operadores y aerolíneas tanto para los actuales aeropuertos como para el futuro aeropuerto capitalino.
La CRE otorgó un permiso provisional para que ASA siga operando, pero bajo la condición de que no subsista exclusividad en su favor y que presente un cronograma para ceder la comercialización y distribución.
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De acuerdo con los analistas consultados, la CRE tiene que evaluar qué reglas impone a ASA para obligar a que ceda gradualmente los mercados más grandes, como la Ciudad de México o Cancún, y permitir el uso de su infraestructura a las empresas entrantes.
Precios caros
Un ejemplo de un mercado de turbosina abierto es el que opera en el aeropuerto de Los Ángeles. En éste, las aerolíneas hacen una subasta anual entre varios distribuidores, y el que oferte el precio más barato obtiene el permiso. Esto permite mantener más bajo el precio de los boletos, explicó Alfredo Álvarez, de EY.
En México, el precio promedio de la turbosina en los últimos cinco años fue 2 pesos por litro más caro que en Estados Unidos, de acuerdo con estimaciones de la Cofece.
Tanto almacenamiento y suministro corresponden a ASA, y representan 1.5% del valor de la factura, que también se compone por el precio de la molécula y el transporte, según detalló la misma ASA.
El régimen de exclusividad de ASA afecta las condiciones de suministro a precios competitivos en detrimento de aerolíneas y pasajeros, según la Cofece. La distribución de combustible representa entre 20% y 25% de los costos operacionales de las aerolíneas, de acuerdo con ALTA.
Volaris y Aeromar han señalado con anterioridad que evalúan diversas opciones para la distribución de combustible en México.