Así será el plan de desarrollo urbano y vivienda de AMLO
En México hay grandes polos urbanos en las principales ciudades, pero muchas han crecido de forma desmedida y desordenada. Esto ha provocado que sea imposible construir vivienda social en cualquier parte, que existan pocos terrenos bien urbanizados y que la infraestructura sea insuficiente para brindar mejores servicios y movilidad a las personas.
Algunos de estos problemas son los que Román Meyer, propuesto para ser el próximo titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), tiene en mente para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El arquitecto y urbanista se integró al equipo del virtual presidente hace poco más de un año, en un grupo que inicialmente era de ocho personas y que trabajó para evaluar la situación del país en materia de desarrollo urbano, agrario y vivienda.
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Estos expertos convocaron a su vez a otros más para analizar temas puntuales. Así conformaron equipos y se reunieron cada semana. El resultado fue el documento 'Amlopolis', que fija siete puntos prioritarios en la agenda: desarrollo regional, política metropolitana, desarrollo urbano, suelo, vivienda, movilidad y política agraria.
Expansión entrevistó a Román Meyer sobre estas líneas de acción.
¿Qué se requiere inicialmente para poder fomentar un desarrollo urbano más ordenado?
Vemos una regulación más flexible, pero que esté al día, pues encontramos planes de desarrollo regional que hoy día no concuerdan con los planes y necesidades de las regiones y ciudades. Encontramos que se requiere apoyar mucho a los municipios para que tengan actualizados sus planes de desarrollo urbano, ya que el 80% no lo tienen actualizados o no los tienen.
Hay que apostar a un marco normativo más amplio y realista, en sentido de que no todas las ciudades tienen planes actualizados. Hay que apoyar con apoyo técnico y elegir mecanismos para formar capacidades locales, pues no podemos ser plenamente responsables de lo que toca al municipio.
¿El desarrollo urbano es solo competencia de Sedatu?
Es un tema de coordinación. Si analizas la Ley de Asentamientos Urbanos, la palabra que constantemente aparece es coordinación. Es un tema complicado porque tienes una secretaría que ha venido decayendo en recursos, con programas desde 40,000 millones de pesos en 2015 a menos de la mitad.
La Sedatu tiene por mandato hacer coordinaciones, pero cuenta con pocos recursos para lograrlo. Vemos no solo el potencial que tiene la secretaría, sino un conjunto de secretarías que inciden sobre el territorio, como SCT, Sedatu, Sagarpa, Sedesol. Vemos una coordinación con estas dependencias para trabajar en conjunto sobre el territorio.
¿Cómo atacará el problema de la falta de vivienda asequible?
Son varias políticas, como la de suelo, que a la gente le da miedo porque piensan automáticamente en expropiación y no se refiere a eso, no se va a expropiar a nadie. Al final del día, que no se pueda hacer vivienda social en ciertas zonas es por el costo del suelo. En un inicio, haremos un esfuerzo para que la federación sí pueda tener mayores bancos de tierra para destinarlos a proyectos de carácter social, como la vivienda social, y detonar necesidades ya detectadas.
Nosotros visualizamos acciones de vivienda que en su mayoría no son vivienda nueva, sino mejoramiento, remodelación y reubicación enfocadas a poblaciones no derechohabientes y que están en el mercado informal. No solo en los anillos alrededor de las urbes, sino también en las zonas rurales.
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¿Se mantendrá el programa de los subsidios a la vivienda?
Soy muy crítico del programa de la Conavi en cuanto a cómo se han destinado en el territorio, y cómo y bajo qué términos se definen. La idea está bien, pero el mecanismo no obedece a una lógica clara.
Hay que analizar si así deben ir los subsidios o qué intereses obedecen. Si bien muchos desarrolladores nos han comentado que ya tienen reservas territoriales, debemos sentarnos a analizar si se debe dar otra vocación a ese suelo, y qué propuesta presentarle a las grandes desarrolladoras, y ver qué tipo de suelo es, si es de conservación ambiental o no.
¿En todas las ciudades se puede conseguir el desarrollo vertical?
La densidad no es la panacea. He visto muchos lugares donde no funciona, y es muy delicado evaluar hasta dónde llega la capacidad de carga de cada ciudad y hasta dónde pueden ser públicas.
Es decir, cuando viene un nuevo desarrollo, los vecinos están preocupados por si van a tener o no servicios como el agua. Los desarrolladores hacen estos estudios de carga, pero no son públicos, así que debemos encontrar los mecanismos para hacer públicas las capacidades de carga y mostrar a la gente que sí se puede densificar o no.
¿Cuáles son los mayores retos en la política urbana y los mecanismos para solucionarlos?
Uno de los grandes retos es diseñar una política pública, desde la federación, para ver quiénes son los municipios y desarrolladores que sí cumplen. Se necesita una política diferenciada hacia el buen actuar en el desarrollo.
La clave es la transparencia. Siempre digo en broma que, así como hay calificaciones de Uber, deberíamos empezar a ‘calificar’ y definir quiénes llevan o no buenas prácticas en municipios para asignar presupuesto. Hay que tener mano dura, pero desde el presupuesto de diversas secretarías.