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Shenzhen, el Silicon Valley chino

La ciudad se ha convertido en un importante centro de fabricación de partes y dispositivos electrónicos, algunos copiados y otros creados.
lun 26 noviembre 2018 05:17 AM
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Huaqiangbei, Shenzhen

SHENZHEN, China (CNN) - En el mercado de Huaqiangbei en Shenzhen, China, puedes construir un teléfono inteligente desde cero en un par de horas.

Repartido en varios pisos y cubriendo cientos de miles de kilómetros cuadrados, el mercado es el hogar de vendedores que proveen las partes que conforman un teléfono estándar: cámaras, tarjeta madre, carcasas, pantallas, etc. Todo lo que tienes que hacer es comprar las partes correctas y saber cómo unirlas todas.

Y no son solo teléfonos inteligentes. Aquí puedes encontrar las piezas para casi cualquier dispositivo electrónico de consumo que puedas imaginar, como bancos de energía portátiles y drones.

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No hay duda de que ocurren falsificaciones. Los diseños de los dispositivos Apple o Samsung son robados regularmente. Los derechos de propiedad intelectual, una de las mayores pesadillas del gobierno de Estados Unidos con China, son algo inexistente. Pero también hay invención en proceso. Algunas personas están tratando de usar las piezas para crear versiones nuevas y mejoradas de los dispositivos existentes.

El agitado y caótico mercado destaca cómo la innovación a veces funciona en China. Los expertos dicen que ver al país solo como una vasta base de manufactura para productos diseñados por compañías extranjeras es algo desactualizado y equivocado.

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“Hay muchas innovaciones a gran escala que están ocurriendo en China”, dijo Christian Grewell, profesor de Negocios de NYU Shanghai. “Simplemente están sucediendo muy, muy rápidamente y sin el conocimiento del resto de nosotros”.

Señaló cómo el fabricante de teléfonos inteligentes Xiaomi ha actualizado su software basándose en la retroalimentación de los usuarios, y la rápida adopción de pagos digitales en China a través de la aplicación WeChat de Tencent y Alipay de Ant Financial.

Centro de hardware

Alguna vez un pequeño pueblo de pescadores a la sombra de la cercana Hong Kong, Shenzhen ahora es una metrópolis brillante de más de 12 millones de habitantes.

Junto con otras ciudades repartidas por el delta del río de las Perlas, en el sur de China, se destacó en los años 80 y 90 como la fábrica del mundo, al exportar cargas y cargas de productos industriales y de consumo. Pero hoy también es ampliamente conocida como la respuesta de China a Silicon Valley y como el hogar de gigantes tecnológicos como Tencent y Huawei.

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Shenzhen se ha convertido en un imán para los jóvenes empresarios ambiciosos que buscan aprovechar la posición de la ciudad en el corazón de las cadenas de suministro de la tecnología global. Ha producido start-ups como DJI, el mayor fabricante mundial de drones no militares.

“Si tienes una idea, puedes evaluarla rápidamente y encontrar fábricas para que manufacturen el producto para usted”, dijo Jasen Wang, presidente ejecutivo de la empresa de educación tecnológica Makeblock.

La compañía produce kits que los niños pueden usar para construir productos como autos de carreras y robots que caminan, y luego programarlos. Los productos y el software de Makeblock están diseñados para enseñar a los niños el lenguaje de la programación de computadoras de una manera divertida.

Shenzhen proporciona un suministro listo del hardware que necesita su compañía, que fue valorada en alrededor de 350 millones de dólares en su última ronda de recaudación de fondos. Y también provee el talento humano.

“Hay tantas compañías grandes aquí, es muy fácil encontrar ingenieros de desarrollo de hardware”, dijo Wang. “No tienes ese tipo de ventaja en Beijing o Shanghái”.

Moviéndose rápido

Shenzhen también hace las cosas rápidamente.

“Si realmente deseas desarrollar productos a un ritmo acelerado, creo que tienes que estar en China, y prácticamente tienes que estar en Shenzhen”, dijo Steven Yang, presidente ejecutivo de la empresa de tecnología de baterías Anker Innovations. “Cualquier cosa que debas hacer en días o semanas en otro lugar se puede hacer en horas aquí”.

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Yang, un exempleado de Google de 36 años de edad, ha convertido a Anker en uno de los principales fabricantes de bancos de energía portátiles para teléfonos inteligentes y otros dispositivos. Generó ingresos por más de 500 millones de dólares el año pasado, y sus productos se venden en Amazon y en Walmart.

Hace 10 años, Shenzhen tenía un 90% de imitaciones y un 10% de innovación, de acuerdo con Yang. Ahora, es 70% de innovación y 30% de copias, sugiere.

Las empresas extranjeras concuerdan en que las empresas chinas están mejorando su apuesta.

En una encuesta anual realizada por la Cámara de Comercio de la Unión Europea (UE) en China, este fue el primer año en que la mayoría de los encuestados dijo que veían a las empresas chinas como “iguales o más innovadoras que las empresas europeas”.

La falsificación sigue existiendo

Aunque se está produciendo una verdadera innovación en Shenzhen, también existe la infracción de marcas y el robo de propiedad intelectual. La industria de la falsificación sigue siendo enorme, con iPhones falsos y tenis Nike falsos prominentemente a la venta.

Anker sufrió de falsificaciones en sus inicios, pero las autoridades están tomando gradualmente una línea más dura con los imitadores, según Yang.

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“Creo que está mejorando año tras año”, dijo.

El gobierno de Donald Trump sigue sin estar convencido. Ha citado el robo chino de propiedad intelectual estadounidense como una de las razones principales de la guerra comercial entre las dos gigantes economías.

Los expertos dicen que el gobierno chino necesita hacer más si quiere convertirse en una potencia tecnológica global.

“China quiere ver a algunas de sus firmas locales competir en los mercados mundiales. Y están haciendo muchas apuestas en varios lugares”, como vehículos eléctricos e inteligencia artificial, dijo Grewell, de NYU Shanghai.

“Para que China envíe sus innovaciones al extranjero”, agregó, “creo que tiene que unirse plenamente a la comunidad internacional en la protección de parte de esa propiedad intelectual”.

Jon Jensen contribuyó a este reporte.

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