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El ascenso y caída del multimillonario chino llamado Ye Jianming

El imperio comercial CEFC China Energy cayó por acusaciones de soborno en su ONG. Hoy, su misterioso líder Ye Jianming está desaparecido.
jue 06 diciembre 2018 05:49 AM

(CNN)- A mediados de la década de 1990, Ye Jianming tenía un trabajo sencillo en un bosque, o así cuenta la historia. Veinte años después, estaba sentado en la cima de un imperio comercial de 44,000 millones de dólares. Hoy, se ha desvanecido y, a medida que ese imperio se desmorona, él está bajo investigación del gobierno chino, de acuerdo con reportes.

Aún se desconoce cómo sucedió todo eso. Pero una cosa está clara: en su apogeo, la compañía de Ye, CEFC China Energy, estaba alineada tan estrechamente con el gobierno chino que a menudo era difícil distinguir entre ambos.

El joven magnate parecía ser el enviado de energía no oficial de China, al reunirse con presidentes de todo el mundo e incluso al convertirse en asesor de un gobierno europeo. En 2016, ocupó el puesto número 2 en la lista de 40 Under 40 de la revista Fortune.

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Pero en noviembre pasado, el ascenso aparentemente imparable de Ye se detuvo en seco. Su ruina se produjo después de que fiscales estadounidenses afirmaron que una ONG que él había usado su estatus de Naciones Unidas para ofrecer sobornos a líderes africanos, aunque él no ha sido acusado de manera directa.

A medida que este caso avanza en un juzgado de Manhattan, ofrece al mundo una visión poco común de las complejas relaciones entre las empresas privadas y el estado chino y, con ello, una advertencia de lo que sucede cuando una empresa china fracasa en el extranjero.

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Invasión checa

Ye llegó a la fama internacional en el verano de 2015, después de una ola de compras extraordinarias en la República Checa.

Como presidente de CEFC China Energy, Ye compró al club de futbol más antiguo del país, Slavia Praha; una cervecería; una parte del grupo de aerolíneas Travel Service; una editorial; un edificio neorrenacentista; una participación en el banco de inversión J&T Finance Group; y un edificio en la capital checa, Praga, destinado a ser utilizado como sede europea de la empresa.

Dentro de la República Checa, las adquisiciones fueron recibidas con desconcierto: ¿por qué una empresa de energía querría una cervecería? ¿Y por qué una compañía china era repentinamente tan bienvenida en un país que hasta hace poco era hostil a China?

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Al igual que con casi todo lo relacionado con CEFC China Energy, las respuestas apuntarían al gobierno chino.

Desde su fundación en 1993 hasta 2003, la República Checa fue liderada por Vaclav Havel, un disidente convertido en político electo, cuya apasionada campaña había ayudado a derrocar al antiguo gobierno comunista del país e iniciar una nueva era democrática. A lo largo de su década en el cargo, Havel no intentó ocultar su desdén hacia los propios gobernantes comunistas de China, reuniéndose regularmente con el Dalai Lama, que es considerado por China como un peligroso separatista.

Las relaciones cambiaron con la elección de Milos Zeman al principal cargo en 2013. Considerado como el primer presidente de la República Checa amistoso con China, Zeman estaba dispuesto a facilitar el aumento del comercio entre Beijing y Praga. El año siguiente, una entidad checa se convertiría en la primera compañía de propiedad totalmente extranjera en otorgar préstamos en toda China, un golpe maestro al mercado de crédito al consumo del país, relativamente sin explotar.

Ye percibió una oportunidad.

Discretamente, fue nombrado asesor económico especial de Zeman, algo que solo se anunciaría seis meses después del hecho. Miroslav Kalousek, un parlamentario checo de la oposición, dice que considera que el papel de Ye en el gobierno de su país es “escandaloso y un riesgo para la seguridad”.

Poco después de la designación de Ye, se produjo su derroche de alto perfil. Los acuerdos no tenían sentido comercial, dice Martin Hala, un destacado académico checo en estudios chinos. Pero enviaron un mensaje claro de Beijing a la comunidad internacional de que China ahora tenía un amigo firme en Europa.

Eso fue algo importante. La iniciativa emblemática Belt and Road del presidente chino Xi Jinping tiene como objetivo exportar el comercio, los bienes y la influencia de China a todo el mundo. Un posicionamiento en la República Checa dio a China una puerta de entrada a Europa y un valioso aliado político dentro de la Unión Europea, el mayor socio comercial de Beijing.

Cuando Zeman se reunió con Xi Jinping en Beijing en 2015, Ye fue fotografiado con ambos presidentes. Su proximidad al centro del poder chino nunca había parecido tan fuerte.

No es un ‘principito’

Los acuerdos checos causaron un alboroto en torno a Ye.

“Los periodistas me llamaban para preguntar: '¿Qué sabes de esto?'”, dice Laban Yu, el director de investigación sobre China del banco de inversión Jefferies Group. Él se encogía de hombros. CEFC China Energy “salió de la nada”, dice Yu.

Para 2018, era ampliamente conocido que CEFC China Energy tenía una cartera de propiedades global por un valor de 3,200 millones de dólares, que incluía espacios de oficinas en el centro de Hong Kong y un departamento en la Trump World Tower en Manhattan. La compañía empleaba a casi 50,000 personas, ocupó el puesto número 222 en la lista Fortune 500 de 2017 y en 2015 obtuvo alrededor de 40,000 millones de dólares en ingresos.

En 2016, Ye concedió a la revista Fortune la que sigue siendo su única entrevista con los medios occidentales. Fue una oportunidad para abordar cuestiones de sus supuestos vínculos con el gobierno.

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Durante años, circularon en China rumores de que Ye era un ‘principito’ del Ejército Popular de Liberación (EPL), el nombre dado a los hijos de los padres fundadores de la República Popular de China, que usaban su poder para acumular grandes riquezas. Muchos ‘principitos’ ocupan los más altos puestos en empresas de propiedad del Estado o son políticos de alto rango. El presidente Xi, por ejemplo, es hijo de un antiguo viceprimer ministro del Consejo de Estado. En China, el estatus de principito a menudo se considera la forma más rápida de enriquecerse.

Observadores teorizaron que el abuelo de Ye Jianming era un funcionario de alto rango del Partido Comunista llamado Ye Jianying. Una biografía de Ye, cuando era más joven, en un informe financiero de 2012 parecía respaldar las afirmaciones de los vínculos de alto nivel con el EPL. Afirma que desde 2003 hasta 2005 fue subsecretario general de la Asociación China para el Contacto Amistoso Internacional (CAIFC). Ese grupo es un supuesto brazo político del ejército chino, según un informe del Project 2049 Institute, una organización con sede en Estados Unidos que investiga los problemas de seguridad de Asia. Las similitudes estilísticas entre los logotipos de CEFC China Energy y CAIFC no servían de mucho para disipar la idea de que Ye estaba vinculado a los militares.

En un correo electrónico, CAIFC negó que Ye Jianming hubiera sido vicepresidente de la organización y que tuviera vínculos militares.

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Ye quería que la gente creyera que CEFC China Energy estaba íntimamente relacionada con los niveles más altos del Estado chino, dice Andrew Chubb, becario posdoctoral del programa Columbia-Harvard China y del World Program.

Pero cuando se le preguntó sobre el tema, Ye le dijo a Fortune que no tenía vínculos militares.

Desde las estrellas amarillas en su logotipo hasta el hecho de que tenía a China en su nombre, un privilegio que normalmente se reserva para las empresas estatales, el mensaje de CEFC China Energy sugería lazos con el Estado. Entonces, ¿por qué Ye lo estaba negando?

Quizás algunos de sus lazos no eran tan fuertes.

Bonnie Glaser, directora del China Power Project en Washington, dice que le presentaron a Ye en 2010, en Shanghai, a través de un almirante del EPL que estaba escribiendo la propuesta para que CEFC China Energy estableciera una ONG en las Naciones Unidas. El almirante no era demasiado influyente o rico, dice, pero hablaba bien el inglés y conocía los procedimientos occidentales. Al año siguiente, la ONG de Ye fue reconocida oficialmente por la ONU.

"Para mí, es una historia de cómo las personas que no son realmente importantes pueden hacer que las cosas sucedan”, dice Glaser, quien ha asesorado al gobierno de Estados Unidos sobre asuntos chinos.

‘Belt and Road’

En una tranquila calle arbolada en el antiguo distrito de la Concesión Francesa de Shanghai, en medio de los inmuebles más históricos y caros de la ciudad, se encuentra el complejo CEFC China Energy. Diseñado como un palacio de estilo occidental, el complejo cuenta con 20 villas repletas de pilares de mármol blanco, así como un pabellón chino. Alguna vez la sede de la empresa, hoy todos los letreros de CEFC China Energy han sido despojados de la puerta.

Ye se mudó a Fujian desde Shanghai en 2009, según los registros vistos por Caixin, una agencia de noticias financiera de China. “Él era parte de una hermandad de Fujian que avanzó en conjunto”, dice Chubb, cuyo blog, South Sea Conversations, ha seguido de cerca la historia de CEFC China Energy. El grupo surgió mientras Xi Jinping todavía estaba en el gobierno de Fujian. Se mudó a Shanghái casi al mismo tiempo que Xi, aunque no está claro si sus vidas se cruzaron o no.

Fue en Shanghai que el imperio de negocios de Ye creció rápidamente. Se convirtió en el epicentro de una constelación multimillonaria de empresas con sede en la República Checa, Singapur, Hong Kong, Bermudas y China continental. En 2011, la ONG de su compañía, China Energy Fund Committee, recibió un estatus consultivo en la ONU. Fue una medida muy inusual, si no es que sin precedentes, para una empresa privada de energía.

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El motivo por el cual una empresa energética china financiaría a una ONG en la ONU desconcertaba a Glaser, la académica estadounidense que había conocido a Ye. Oficialmente, su misión era servir como “un grupo de expertos estratégicos de alto nivel” en materia de energía. Gran parte del tiempo de la ONG estaba dedicado a celebrar conferencias sobre la iniciativa Belt and Road. Los eventos eran surrealistas por ser tan “pro-China”, dice Glaser.

Aún así, atraían a una multitud impresionante. Un exjefe de un conglomerado petrolero, exdiplomáticos de Estados Unidos y Rusia, y jubilados de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos y la CIA aparecieron en los eventos de la ONG.

En la ONU, los empleados de la ONG de Ye se codeaban con algunos de los hombres más importantes del mundo. En los cuatro años posteriores a la llegada de la ONG a Nueva York, los ingresos de CEFC China Energy aumentaron un 25% anual, de acuerdo con el sitio web de la compañía.

Mientras CEFC China Energy prosperaba, Ye viajaba por el mundo en su Airbus privado saludando a líderes como el presidente Erdogan de Turquía, el exsecretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, el primer ministro de Kazajstán y Alan Greenspan, el expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos.

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Con mejores conexiones políticas llegaron los acuerdos internacionales más grandes. En 2016, por ejemplo, CEFC China Energy estableció acuerdos comerciales en Georgia y alcanzó un acuerdo por 680 millones de dólares —que desde entonces se vino abajo— con una empresa estatal de petróleo y gas de Kazajstán. El año siguiente, gastó 900 millones de dólares en una participación en un enorme campo petrolero de propiedad mayoritaria de Abu Dhabi National Oil Co.

En sus comunicados de prensa, CEFC China Energy facturó muchos de estos negocios como acuerdos de Belt and Road, alineándose aún más con el gobierno chino.

En septiembre de 2017, CEFC China Energy anunció su inversión más destacada hasta ese entonces. La compañía compraría una participación del 14% en el gigante petrolero ruso Rosneft por 9,000 millones de dólares, el tipo de supergasto generalmente reservado para una empresa estatal.

Esto hizo surgir dudas, dice Laban Yu, del banco de inversiones Jefferies Group. “Pensé, ¿quién les daría esa cantidad de dinero?”.

El imperio cae

El imperio de Ye comenzó a desmoronarse el 18 de noviembre de 2017. Ese día, los agentes del FBI arrestaron a Patrick Ho Chi-ping, el hombre que Ye había contratado para dirigir su ONG. Ho fue acusado de lavado de dinero y de violar la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero. Se le acusa de ofrecer 3 millones de dólares en sobornos al presidente de Chad, Idriss Deby, y a Sam Kutesa, el ministro de asuntos exteriores de Uganda y luego presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los supuestos sobornos se hicieron en nombre de una compañía de energía con sede en Shanghai, que no se menciona explícitamente en los documentos judiciales.

Los correos electrónicos y llamadas hechas por CNN al gobierno de Chad no fueron respondidas. El año pasado, el gobierno de Chad dijo en una declaración: “Frente a esta enésima falsa acusación, el gobierno de Chad refuta formalmente esta vergonzosa mentira”.

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El gobierno de Uganda ha dicho en una declaración que era "erróneo" decir que Kutesa estuvo involucrada con el supuesto soborno. El abogado de Ho se negó a hacer comentarios, pero su cliente se declaró inocente de los cargos en su contra.

En ocasiones, según muestran los documentos del tribunal, algunas personas en la ONU trataron a la ONG como un brazo del estado chino.

Por ejemplo, según los correos electrónicos presentados por los fiscales, un asociado le pidió a Ho que “interviniera ante el Estado chino” para proporcionarle armas militares a Chad para combatir a Boko Haram. De acuerdo con los fiscales, en mensajes de correo electrónico con otras personas, Ho también discute el envío de armas a Libia y Qatar y sugiere que CEFC China Energy podría ayudar a una empresa iraní a sacar dinero sancionado de China.

En un comunicado, CEFC China Energy se distanció de la ONG y dijo que esta última “no estaba involucrada en ninguna de las actividades comerciales de CEFC China Energy”. CEFC China Energy dijo que realizaba sus actividades comerciales “en estricto apego a la ley”.

Una casa de naipes

Al final, nadie dio a CEFC China Energy los 9,000 millones de dólares para comprar la participación en Rosneft. Dos meses después de que se anunció el acuerdo, Ho fue arrestado. Fue la caída de los dominós que derribarían el imperio de Ye.

El 1 de marzo de este año, la respetada agencia de noticias financieras de China, Caixin, publicó una explosiva investigación forense sobre las finanzas de CEFC China Energy, afirmando que la organización era una casa de naipes, precariamente apilada en préstamos para cubrir préstamos. CEFC China Energy dijo que el informe “no tenía ningún sustento en hechos”. Días más tarde, Ye fue detenido en China, y no se le ha visto desde entonces.

Los analistas de la industria dicen que durante mucho tiempo hubo rumores sobre la estabilidad de CEFC China Energy, y los expertos creen que la compañía no tenía suficientes negocios para justificar su tamaño.

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“Los estándares contables y la supervisión corporativa siguen siendo bastante débiles en China y no hay mucha transparencia”, dice Tom Rafferty, un experto sobre China de la Unidad de Inteligencia de The Economist. "Hay muchos problemas en China en torno a estructuras corporativas opacas”.

CNN se comunicó con el Ministerio de Relaciones Exteriores de China sobre la relación entre CEFC China Energy y el gobierno chino, el arresto de Ho en Nueva York y los informes de que las autoridades chinas han detenido a Ye. Un portavoz envió por fax la siguiente respuesta: “No tengo conocimiento del incidente que menciona. Lo que puedo decirle es que China es un país regido por la ley, y el gobierno chino ha pedido constantemente a las empresas chinas que cumplan con las leyes y regulaciones locales cuando operan en el extranjero”.

Los intentos de contactar a Ye para obtener sus comentarios a través de su compañía no tuvieron éxito.

En Shanghai, CNN visitó las direcciones registradas de ocho compañías subsidiarias de CEFC China Energy. Ninguna mostraba ningún letrero de la empresa. Dos ubicaciones eran edificios de oficinas nuevos que nunca se habían alquilado, mientras que uno era un banco estatal. En un edificio casi vacío, un letrero mostraba una cita del presidente Xi: “La puerta de China al mundo nunca se cerrará, sino que se abrirá más”.

CEFC finalmente es propiedad del Estado

Alguna vez un gran comprador, CEFC China Energy ahora es un gran vendedor: su propiedad está en apuros, y una empresa estatal china está tomando el control de muchos de sus activos internacionales.

En marzo, el gobierno checo envió una delegación a Beijing para averiguar dónde estaba Ye. El presidente checo Zeman dijo que Ye, quien sigue siendo su asesor económico, estaba siendo investigado en China por “sospecha de violar la ley”. El portavoz de Zeman dijo a CNN que, si Ye “es declarado culpable, dejará de ser asesor de Zeman”.

La caída de Ye se produce en medio de una represión más amplia en China contra las empresas privadas endeudadas. A principios de este año, Wu Xiaohui, presidente de Anbang Insurance Group, que compró el famoso Hotel Waldorf de Nueva York por 1,950 millones, fue arrestado por recaudar fraudulentamente miles de millones de dólares entre inversores. En mayo, fue condenado a 18 años de cárcel por un tribunal de Shanghái.

“El gobierno no está contento con la forma en que han estado manejando sus asuntos, particularmente si los han estado usando para sacar su capital del país”, dice Rafferty, de la Unidad de Inteligencia de The Economist, con respecto a las compañías con exceso de apalancamiento.

Dos tercios del financiamiento de la compañía provinieron del Banco de Desarrollo de China, de propiedad estatal. Hoy, el gigante estatal chino CITIC ha tomado el control de los activos checos de CEFC China Energy. Es un eco de un acuerdo anterior de Belt and Road que salió mal, en el cual el gobierno chino tomó el control de un puerto en Sri Lanka cuando las deudas a un banco estatal chino no pudieron ser pagadas en 2017.

Mientras tanto, se desconoce el paradero de Ye. Y no se ha revelado públicamente qué cargos, si es que los hay, podría enfrentar en China.

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