La cancelación de contratos del NAIM será una "bola de nieve" larga y compleja
El fin del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) de Texcoco ya es oficial. El proceso de cancelación de los contratos, y la planeación para suspender paulatinamente la construcción, han comenzado. Sin embargo, cancelar por anticipado los contratos, incluso aunque el gobierno y las empresas estén de acuerdo, llevará tiempo, aseguran varios abogados consultados.
La construcción del aeropuerto de Texcoco se frenará paulatinamente dentro de los próximos seis meses, a fin de concluir trabajos que ayuden a la preservación del 30% que se avanzó en los últimos tres años. Mientras, el concesionario del aeropuerto, Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), deberá cancelar de forma anticipada los contratos con los principales constructores del proyecto.
El proceso consistirá en cancelar contratos a fin de que no generen mayores costos, y con ello definir los gastos no recuperables e indirectos que se pagarán a las empresas contratistas, comenta Luis Rubio, socio ejecutivo del despacho Holland & Knight.
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En las obras están involucradas grandes constructoras nacionales como Carso Infraestructura, GIA +A, ICA, Hermes, Prodemex y Coconal, y algunas extranjeras como Aldesa y Sacyr. Además, estas empresas tienen subcontratados proveedores de materiales, de maquinaria e incluso servicios de vigilancia, todo lo cual entra en gastos no recuperables.
“La mayoría de los contratos no son llave en mano, sino a precios unitarios, es decir, se recuperan los gastos involucrados en la construcción dependiendo de si cambian los precios conforme al proyecto o no. Se deberán calcular esos gastos, ponerse de acuerdo con contratistas y pagar un finiquito. Pero si no se llega a un acuerdo, puede haber demandas contra GACM para recuperar lo que les corresponde”, explica el abogado.
Desde el punto de vista legal, las empresas pueden demandar gastos no recuperables e indirectos, pero también por daños relacionados con afectaciones en sus proyecciones financieras e incluso en la viabilidad de su negocio, destaca Aldo Ocampo, socio director del despacho Ocampo 1890. Y no solo los contratistas directos podrán emprender acciones legales, también los subcontratistas. De acuerdo con GACM, hay más de 300 empresas involucradas en el proyecto de Texcoco.
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Esto es apenas la punta del iceberg, dice Ocampo. “Es como una bola de nieve, en que el propio gobierno decide la cancelación de la obra e impacta directamente a los contratistas, pero hacia abajo va generando una ola de incumplimientos enorme por los daños hacia los subcontratistas y otras personas relacionadas con esto”. Si el negocio de los subcontratistas se ve afectado indirectamente por la cancelación del aeropuerto, éstos también pueden presentar demandas.
Para Ocampo, para llegar a un acuerdo entre todas las partes, las empresas tendrán que salir bien libradas de la situación, sin daños ni perjuicios. “Esto implicará recuperar el dinero que hayan invertido en la obra y poder liquidar las obligaciones que hayan asumido para el cumplimiento de su contrato”, menciona.
Uno de los puntos más difíciles en torno al tema, según este experto, es que los contratos del NAIM no tenían contemplado como posible riesgo el fin del proyecto, a lo que se suma que no hay claridad sobre los motivos de la cancelación, más allá de una decisión política. Todo ello complicará la negociación entre las partes, opina.