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El lujoso mundo de Carlos Ghosn se derrumbó

El caso del exCEO de Nissan exhibe la forma en que son tratadas las personas sospechosas de delitos en Japón, algo que el antiguo dueño de Mt. Go no le desea a nadie: “ni a mi peor enemigo".
mar 22 enero 2019 05:24 AM

Will Ripley

TOKIO - En un abrir y cerrar de ojos, el lujoso mundo del jet set de Carlos Ghosn se derrumbó.

El avión privado del ejecutivo de autos de 64 años aterrizó en Tokio el 19 de noviembre, y Ghosn anticipaba un día ocupado de reuniones en Nissan, la automotriz japonesa que salvó de la ruina financiera. En cambio, Ghosn llegó directamente a las manos de los fiscales de Tokio que le informaron que estaba bajo arresto por sospecha de delitos financieros.

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Dos meses más tarde -en la época del año en que normalmente se estaba preparando para asistir a la reunión anual de la élite global en Davos, Suiza-, Ghosn aún sigue en prisión. Ha sido acusado de varios cargos, fracasó en sus repetidos intentos de obtener una fianza y ha adelgazado más de 9 kilogramos, de acuerdo con su hijo.

El renombrado líder de negocios, quien hasta hace poco presidía tres de las automotrices más grandes del mundo, ha sido sometido a largos interrogatorios sin la presencia de un abogado, mientras es mantenido aislado de su familia. Ghosn ha protestado su inocencia, pero solo después de un largo silencio público, el cual, según los expertos, es común entre los sospechosos en Japón que a menudo enfrentan obstáculos para comunicarse con el mundo exterior.

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Su experiencia ha atraído una mayor atención internacional a la forma en que son tratadas las personas sospechosas de delitos en Japón.

“Creo que ese sistema de justicia tipo rehenes no ha sido objeto de escrutinio”, dijo Jeff Kingston, director de Estudios Asiáticos en el campus de Japón de la Temple University.

'No le desearía esto a nadie'

Si alguien tiene una idea de lo que Ghosn podría estar pasando, es Mark Karpeles. De manera similar a Ghosn, Karpeles es un hombre de negocios francés viviendo en Japón que hizo una fortuna y luego perdió su libertad tras acusaciones de delitos financieros.

"No le desearía esto a nadie”, dijo Karpeles a CNN. “Ni a mi peor enemigo, ni siquiera al peor enemigo de la humanidad”.

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Karpeles es el antiguo dueño y CEO de Mt. Gox, que en un momento fue el mayor mercado de intercambio de bitcoins en el mundo. Pero todo terminó abruptamente a principios de 2014, cuando desaparecieron casi 500 millones de dólares. El dinero perdido hundió a Mt. Gox en la bancarrota y dejó a unos 30,000 inversores furiosos.

Karpeles, de 33 años, dice que los hackers drenaron las bóvedas virtuales de su compañía, pero la policía japonesa enfocó su investigación en él. Fue arrestado en 2015 y posteriormente fue acusado de fraude por aproximadamente 3 millones de dólares y de abuso de confianza.

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El empresario escribió notas detalladas de sus 11 meses y medio bajo la custodia japonesa, que él describe como una “pesadilla”. Dijo que la policía lo interrogó durante 50 días seguidos sin un solo día libre, y que a menudo consideró declararse culpable solo para terminar con el sufrimiento.

“Es muy tentador cuando no eres libre y te enfrentas a un sistema que todas las mañanas te dice que simplemente cooperes y todo será sencillo, que simplemente te dejes llevar y digas: ‘está bien, está bien’”, dijo a CNN.

'Sala de castigo'

Karpeles dijo que perdió 35 kilogramos mientras estuvo bajo custodia. Después del periodo de interrogatorio, pasó siete meses en régimen de aislamiento en un centro de detención preventiva en Tokio.

Recuerda cada detalle de su celda sin ventana de 6 metros cuadrados, que tenía pisos de tatami, un lavabo, un inodoro y una pequeña mesa en la que mantenía su diario.

Karpeles dijo que era forzado a sentarse erguido en un rincón durante unas diez horas al día. Si los guardias lo descubrían encorvado o dormitando, le gritaban a través de la puerta. Una vez, cuando no obedeció, lo llevaron a la “sala de castigo” acolchada, donde le ataron las manos a la espalda y lo mantuvieron en el suelo durante varias horas.

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Fue puesto en libertad bajo fianza hace más de dos años, pero dice que aún se está adaptando a la vida en el exterior. Como criminal acusado en Japón, encontrar un departamento y un trabajo ha demostrado ser difícil.

Ahora trabaja como director de tecnología para una compañía estadounidense. Debido a que no se le permite salir de Japón mientras su caso avanza a través del sistema legal, no ha podido ver a su madre enferma en Francia desde hace seis años.

Los argumentos de cierre en el juicio de Karpeles terminaron el mes pasado. Se espera el veredicto en marzo, casi cuatro años después de su arresto. Él sigue insistiendo en su inocencia.

La esposa de Ghosn llama 'draconiano' al sistema

Ghosn también ha declarado repetidamente su inocencia. Ha sido despedido de Nissan y de Mitsubishi Motors, y sus días al mando de Renault parecen estar contados.

En los dos meses transcurridos desde su sorpresivo arresto, Ghosn ha estado recluido en prisión preventiva. Antes de sus acusaciones, fue sometido a hasta ocho horas de interrogatorio diario sin la presencia de sus abogados. Se le ha negado repetidamente la libertad bajo fianza por una creciente lista de cargos, entre los que se incluyen omisión al declarar aproximadamente 80 millones de dólares en ingresos y abuso de confianza agravado por transferir brevemente sus propias pérdidas de inversión a Nissan en 2008 durante el apogeo de la crisis financiera mundial.

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En una comparecencia ante la corte este mes, Ghosn denunció que las acusaciones no estaban fundamentadas y dijo que había sido acusado erróneamente.

El propio abogado de Ghosn ha reconocido que su cliente podría estar detenido hasta un año mientras espera su juicio. Aunque la determinación de Ghosn de defenderse permanece fuerte, según su abogado, se ha encontrado atrapado en un juego de póquer legal de alto nivel con los fiscales de Tokio.

Los críticos dicen que su objetivo parece ser desgastarlo psicológicamente hasta el punto en que firme una confesión.

La esposa de Ghosn, Carole, escribió una carta de nueve páginas a la representación de Human Rights Watch en Tokio, criticando al sistema de justicia japonés como “draconiano”.

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“Ningún ser humano debe ser detenido en condiciones tan duras que su único propósito plausible sea forzar una confesión”, escribió.

“Durante horas cada día, los fiscales lo interrogan, lo intimidan, lo sermonean y lo reprenden, fuera de la presencia de sus abogados, en un esfuerzo por obtener una confesión”, añadió.

Mientras espera su juicio, es probable que Ghosn enfrente condiciones similares a las de Karpeles: meses de confinamiento con acceso muy limitado a otros seres humanos.

Además, las probabilidades están en su contra. Los expertos legales dicen que más del 99% de las personas acusadas de un delito en Japón eventualmente son declaradas culpables.

Abogado japonés: 'Creo que nuestro sistema funciona muy bien'

Aquellos dentro del sistema legal japonés indican que Ghosn está siendo tratado como cualquier otro sospechoso.

“Creo que todas estas críticas se basan en malentendidos”, dijo Shuji Yamaguchi, socio de la firma de abogados Okabe & Yamaguchi, con sede en Tokio. “Nuestro sistema está bastante modernizado, sin embargo, hay algunas personas que opinan de manera distinta”.

El sistema mantiene a la gente segura, de acuerdo con Yamaguchi, quien señala los bajos índices de criminalidad de Japón.

“Entiendo las críticas. Pero quiero decir que nuestro sistema... es respaldado por la mayoría de los japoneses”, dijo. “Y, de todos modos, la tasa de criminalidad está bajando cada año, por lo que creo que nuestro sistema funciona muy bien”.

La semana pasada, Shin Kukimoto, un fiscal adjunto en Tokio, defendió el manejo de la investigación de Ghosn por parte de su oficina, en una conferencia de prensa.

“Somos la institución que ejecuta la ley y no los que diseñamos el sistema legal”, dijo. “La investigación y el interrogatorio son realizados apropiadamente de acuerdo con la ley”.

Los fiscales “nunca realizan la investigación con determinados objetivos en mente”, dijo Kukimoto, insistiendo en que no retrasarían el proceso legal para “prolongar la detención con el fin de acosar a los sospechosos”.

Cuando se le preguntó sobre las condiciones de los sospechosos detenidos, Kukimoto dijo: “Creemos que son tratados de manera justa”.

Ghosn podría enfrentar hasta 15 años de prisión si finalmente es declarado culpable de todos los cargos.

“Cada país tiene sus propios antecedentes, historia y cultura”, dijo Kukimoto en una conferencia de prensa sobre el caso de Ghosn en noviembre.

“Me pregunto si es justo criticar [al sistema de justicia de Japón] porque es diferente al de sus propios países”.

Yoko Wakatsuki y Daniel Shane contribuyeron a este reportaje

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