El arte de conocer el valor de una empresa
El cuarto banco más grande en Estados Unidos, Wells Fargo, borró 65,334 millones de dólares en dos años. Su valor de mercado cayó a 211,104 mdd al cierre de 2018 y sus acciones retrocedieron a niveles de 2016. Fue el precio que pagó por abrir millones de cuentas fantasma durante año y medio, un escándalo que se destapó hace tres años.
El valor del mercado de una empresa, como la de Wells Fargo, puede subir o desplomarse. En días u horas, la ganancia en el precio de sus acciones puede borrarse. Ése es uno de los riesgos que tiene un inversionista en el mundo de las valuaciones.
“No hay certeza absoluta, la palabra ‘riesgo’es latente en las valuaciones de las empresas”, sostiene Sergio García, director de la consultora Sales & Associates. Para aminorar estos riesgos, los inversionistas tienen diferentes mediciones que incorporan todas las letras del abecedario: EBITDA, DCF, ROA, ROE… Todas estas siglas tienen un fin similar: dilucidar el valor de una empresa.
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“El valuar una empresa es una tarea de los inversionistas, que es de enorme complejidad, en donde existen muchas herramientas y teorías probadas, pero, al final, no es una ciencia exacta”, comenta Federico Antoni, socio del fondo de inversión de venture capital ALL VP.
Sigue el dinero
El efectivo que puede generar una empresa a futuro es el indicador por excelencia para los inversionistas. Por ejemplo, en una carretera que garantiza ingresos por 30 años, se calcula cuánto va a dejar de efectivo y a este dinero se le descuentan los riesgos a futuro: bloqueo de casetas, renovaciones de contratos, entre otros, explica Antoni.
Para hacer este análisis, los especialistas coincidieron en que es necesario tener un equipo que tenga conocimiento a profundidad de los proyectos que ejecutará la empresa. En promedio, un grupo técnico considera el flujo a 10 años. “Es lo más importante, lo que hará la empresa a futuro, no lo que ha hecho”, afirma Mauricio Giordano, director general de Natixis México, uno de los más grandes fondos de inversión. “Debes conocer a profundidad los proyectos que tiene la compañía. Más que ciencia, es un arte”, agrega el directivo.
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Uno de los elementos que los inversionistas toman en cuenta son los indicadores correlacionados con el crecimiento de la ganancia por acción, agrega Luciano Scandolari, analista de la consultora PwC. Por ejemplo, en el debut de una empresa en la bolsa, los más destacados son la rentabilidad financiera (ROE) y la utilidad antes de financiamientos, impuestos, depreciación y amortización (EBITDA).
A decir de Ernesto Lozano, académico de la EGADE Business School, existen otros dos elementos para definir el valor de una empresa: los riesgos que puede enfrentar para generar dinero a futuro y la oportunidad que tiene para acceder a nuevos mercados o si tiene una red de clientes cautivos.
Para las empresas que cotizan en bolsa, generalmente, se utiliza el precio de la acción para establecer múltiplos con las utilidades o EBITDA, y así poder tener una idea de las veces que una empresa puede dar un rendimiento a los inversionistas por cada título.
Para comparar
Si una persona tiene la posibilidad de comprar un departamento de 5 millones de pesos, aunque no sea experto en finanzas, lo primero que se preguntará es en cuánto se vendieron los edificios que colindan con el que adquirirá.
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Es similar al método que usan los inversionistas para valuar las firmas que no cuentan con información pública o no hay un personal tan sofisticado para descontar flujos a futuro, comenta García, de Sales & Associates. Este proceso funciona tanto para adquirir una empresa como para ponerla en venta. Lo que busca es fijar un precio con relación a sus similares, aunque muchas veces no es tan exacta pues considera un promedio, explican los analistas.
Fuera de los múltiplos
Al momento de adquirir o invertir en una empresa, no todo son los factores financieros. Los inversionistas también consideran la experiencia de la gerencia, el poder de la marca o el estilo de la administración, explica Scandolari, de PwC.
No son pocos los casos en los que la falta de transparencia, la mala gestión o el daño reputacional le cuesta a la empresa millones en su valuación. Uno de los más recientes estuvo protagonizado por el famoso multimillonario Elon Musk, fundador de Tesla. Nada más con un tuit, en el que mencionaba la salida de la empresa de la bolsa estadounidense, el magnate borró 12,000 millones de dólares en tan sólo dos meses.
“Estos factores impactan en el valor de la acción y es importante considerarlos al hacer el análisis de la empresa”, menciona Scandolari. Para Ernesto Lozano, a una empresa le da valor tener un buen nivel corporativo, con una dirección capacitada y marco institucional, para mejorar en la toma de decisiones y contar con una mayor transparencia.
“Una empresa con una administración única y sin institucionalidad puede estar manejada de manera subóptima. Puede ser que la administración actual no sea capaz de aprovechar el potencial que tiene la firma”, señala Lozano. “Si se logra una institucionalidad, tiene un mejor escenario para generar flujos de futuro. No depende de gritos y sombrerazos de un individuo”, agrega.