Una propuesta que la industria ve con temor. Y no está injustificado. Guido Vildozo, especialista de la industria automotriz de la consultora IHS Markit, el sector tiene la experiencia del decreto del expresidente Vicente Fox con el que, en 2005, se regularizaron los vehículos 'chocolate'en el país. La medida llevó a un desplome en ventas de aproximadamente 30%.
“Una regularización a los autos importados ilegalmente sería lamentable, más cuando nos encontramos en un momento muy sensible en el que se percibe inestabilidad en el orden internacional, que puede ahondar la caída del sector automotor en México”, señaló a medios Guillermo Rosales Zárate, director adjunto de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA).
Presión adicional
Vildozo explica que, si bien no se puede atribuir toda la caída del mercado automotriz a la entrada de más autos usados, sí hay una fuerte correlación que se traduce en que, a una mayor entrada de usados, menor potencial hay para la colocación de vehículos nuevos.
“Si analizamos el comportamiento del mercado vemos que los dos mejores años, 2015 y 2016, se beneficiaron mucho de una reducción al acceso de vehículos usados a no ser que estuvieran acompañados con un certificado de origen que pueda demostrar que calificaban para poder entrar a México”, explica.
Tenemos que buscar un equilibrio. Mucha gente adquiere estos carros por el precio, se ayudan, no podrían comprar carros nuevos, pero al mismo tiempo –con razón– los distribuidores se oponen a que existan estos automóviles. Tenemos que buscar un mecanismo, un acuerdo entre las partes
Andrés Manuel López Obrador, en un mensaje el 27 de marzo en Tijuana, Baja California.
Para Albrecht Ysenburg, socio líder en la industria automotriz de KPMG, la tendencia alcista en la entrada de autos usados también se da como parte de una consecuencia natural de libre mercado.
“Es el derecho de Estados Unidos de vender autos hacia México. Puede haber varios factores, como el gusto del mexicano hacia una marca o modelo en específico, que sólo se produce en Estados Unidos, y la accesibilidad del precio cuando son autos usados, que se venden más baratos en aquél país”, explica.
El tema de los precios es de particular relevancia debido a que, por un lado, el costo del financiamiento “ha aumentado de manera sustancial”, considera Vildozo. A esto se suma una devaluación del peso mexicano, que ha generado el incremento en el mismo precio de los autos.
“Al ser una industria dolarizada, una devaluación del peso se ha traducido en un incremento de los precios de los vehículos nuevos”, agrega el especialista.