Para la producción de este modelo, la compañía espera incrementar su plantilla en los próximos años, lo que también les ayudará a atender las reglas de origen del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), que México ya ratificó y que actualmente discuten los otros dos países.
“Es muy grande el reto”, dijo el directivo. Para cumplir con los requerimientos del tratado –que implica que 75% del contenido de un vehículo provenga de la región norteamericana– se necesitan cambiar los proyectos actuales, ya que su contenido regional actual es de 64%.
En cuanto a su perspectiva para el cierre del año en México, el directivo se mostró cauteloso. Luego de una caída en sus ventas de 18.5% durante 2018, Reiche prevé que las ventas de 2019 serán muy estables y apuntan a conservar una participación de mercado de alrededor de 10%, pero consideró que el mercado seguirá a la baja.
“Ahora la confianza del consumidor no es tan alta, pensamos que esta es una de las razones por las que la gente no comprará; si bien las tasas de interés y otras condiciones son similares al año anterior, la confianza no está”, enfatizó.
En cuanto al nuevo tratado de libre comercio entre México y Brasil, que se firmó en el primer trimestre del año, Reiche dio señales de que podría haber un nuevo proyecto con las cinco plantas que Volkswagen tiene en el país sudamericano, pero no dio más detalles.
“Es un nuevo acuerdo de los dos gobiernos sobre cómo podemos hacer más comercio. Planificamos algo que viene pronto, muy, muy pronto”.