La venta de vehículos en Estados Unidos comienza a mostrar signos de desaceleración, con una contracción en las ventas de 1.5% en lo que va del año. Pero la historia para los autos de fabricación mexicana es otra.
El ‘crush’ de Estados Unidos con los autos mexicanos se intensifica, ¿por qué?
En los primeros siete meses del año, la venta de vehículos mexicanos en Estados Unidos aumentó 14.3% hasta sumar 1.5 millones de unidades. Un desempeño superior al de otros exportadores de vehículos, como Japón, cuyas ventas bajaron en 4.6% en el mismo periodo, y Corea, que tuvo una caída de 4%.
Detrás de esta tendencia hay múltiples variables. Kristin Dziczek, investigadora del Center for Automotive Research (CAR), considera que el aumento de las exportaciones mexicanas en un mercado estadounidense a la baja responde a dos factores.
El primero se relaciona con lo que la especialista considera un repunte en la producción automotriz en el país. Un ejemplo de esto son cifras como las de la armadora GM, el mayor fabricante de autos del país, cuyo ritmo de producción aumentó en 5.6% de enero a julio de este año. Sin embargo, la de los 11 fabricantes de vehículos ligeros en el país creció a un ritmo más modesto en el mismo periodo, de 0.5%, por lo que no es el único elemento en juego.
Un segundo elemento tiene que ver con “la demanda de algunos modelos específicos producidos en México”, agrega Dziczek, como el modelo Equinox de Chevrolet, que con más de 110,000 unidades exportadas es uno de los vehículos que más se pide en el extranjero. A este se suman otros modelos como Jetta, de Volkswagen; Kicks, de Nissan; Blazer, de Chevrolet, y el modelo HR-V, de Honda.
Si algo tienen en común estos vehículos –con excepción de Jetta– es que se trata de modelos SUV. Y no es casualidad.
Brais Álvarez Gallardo, especialista de la consultora J.D. Power, explica que a pesar de vender menos autos, el margen de utilidad para las armadores está siendo igual o mayor que al de años pasados, en gran medida por la mezcla de producto que tienen. “Se ha incrementado la venta de SUV compactos y medianos, que es un producto que tiene un precio de venta más alto, y por tanto, utilidad”.
Según estimaciones de J.D. Power, alrededor de 50% de los autos que se venden en Estados Unidos son SUV en el mercado generalista, y en el segmento Premium esta proporción es de 60%, por lo que la ventana de oportunidad para el mercado mexicano permanece abierta.
“Nuestro pronóstico es que para 2023 haya un incremento en ambos mercados de 10%. Esa es la mezcla que se ve al día de hoy como exitosa”, enfatizó Álvarez Gallardo.
La fiesta peligra
Aunque la fiesta mexicana en Estados Unidos prevalece, la desaceleración a nivel mundial en la venta de autos paulatinamente podría incidir en los niveles de producción en México.
Las importaciones (de vehículos mexicanos) se nivelarán e incluso comenzarán a caer a medida que el mercado de Estados Unidos se contraiga
Para Gerardo San Román, director para América Latina de la firma de investigación automotriz JATO Dynamics, no sólo la baja en la demanda de vehículos amenaza a las exportaciones, ya que la falta de una ratificación del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) sólo se ha dado por parte de México, pero podría ser un elemento que disipe el nerviosismo de las armadoras.
“Cuando hablas de producción, la industria automotriz es de las mas planeadas en el mundo”, indica el especialista, por lo que cuando no está bien claro qué va a suceder, se traduce en indecisión de las armadoras.
Sin embargo, los especialistas coinciden en que México sigue siendo atractivo por sus costos en mano de obra, que se suman a una industria manufacturera cada vez más especializada, lo que ha llevado a firmas como BMW a apostar a México para la fabricación de modelos clave como el Serie 3.
“México sigue teniendo lo que yo llamo la combinación perfecta: después de muchos años de manufactura y perfeccionamiento, hoy combina de forma muy interesante y atractiva el costo de mano de obra y la calidad”, dice Álvarez Gallardo.