En el marco del ALTA Airline Laders Forum, el especialista recordó que la Administración Federal de Aviación estadounidense (FAA, por sus siglas en inglés) es la autoridad encargada de certificar que los cambios realizados a la aeronave son los necesarios para que vuelva a operar de manera segura, pero todavía faltará el visto bueno de las autoridades de cada país donde opera la aeronave, por lo que las aerolíneas se han esforzado por trabajar con Boeing y los respectivos gobiernos para desahogar las dudas lo más rápidamente posible.
“La autoridad de un país puede exigir otras cosas, lo que le hemos dicho a las autoridades es que si tienen dudas, las digan en ese momento, para que en la certificación de FAA se vayan identificando”, explicó.
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Según López Meyer, parte de este proceso de certificación consta –además del rediseño de software– de entrenamiento de pilotos y vuelos de prueba en presencia de las autoridades aeronáuticas, con pilotos del fabricante y de las mismas autoridades para que den su aprobación, para lo cual han llevado a cabo varias reuniones para estar en la misma sintonía.
“Hemos hecho dos reuniones a nivel mundial donde convocamos a todos los operadores del 737-MAX en Montreal, una hace dos meses y otra hace cuatro o cinco meses. Convocamos a los operadores, a la FAA, a Boeing, y nos sentamos junto con IATA para intercambiar información de dónde estábamos realmente. En la segunda reunión invitamos a las autoridades de países donde hay 737-MAX (…) Lo que nos interesa a todos es que (la autorización de los gobiernos) sea lo antes posible, por eso los hemos invitado a trabajar juntos”, señaló.