Exteriores de Líbano destacó por su parte que Ghosn "entró legalmente" al país, lo que confirmó la Dirección General de Seguridad en un comunicado, confirmando que no existen medidas que comporten "la adopción de procedimientos contra él" y que nada "lo exponía a acciones judiciales".
Si bien su arresto por cargos de malas prácticas financieras el año pasado hizo que cayera en desgracia en Japón, Ghosn es muy popular en el Líbano, donde multimillonarios erigieron anuncios publicitarios que dicen "somos todos Carlos Ghosn".
Salida poco clara
Una fuente de seguridad libanesa informó a la AFP que Ghosn llegó el lunes al aeropuerto de Beirut . "La manera en la que se fue de Japón no está clara", dijo a la AFP otro alto cargo libanés. Nada en su comportamiento en los últimos días presagiaba que abandonaría Japón, dijeron algunas personas que lo frecuentaron hasta la semana pasada.
"El seguía preparando su juicio durante nuestras reuniones regulares", aseguró su abogado.
Desde su arresto, el 19 de noviembre de 2018 en Tokio, sus abogados y su familia denunciaron las condiciones de detención, el trato que le dispensan y la forma en la que la justicia japonesa lleva a cabo el procesamiento.
Fue liberado bajo fianza en abril, pero con estrictas condiciones: tenía prohibido ver o contactar a su esposa Carole. A mediados de noviembre pudo hablar por primera vez en casi ocho meses con ella por videoconferencia.
Según su equipo de comunicación, Ghosn pedía "el levantamiento total" de las diversas prohibiciones impuestas, considerándolas "excesivas, crueles e inhumanas". Autoridades de Tokio han dicho previamente que el sistema no es inhumano y que Ghosn, que enfrenta un juicio por cargos de mala práctica financiera que él rechaza, ha sido tratado como cualquier otro sospechoso.
Quien fuera aclamado como "el salvador de Nissan" después de su llegada al grupo japonés en 1999 ha pasado un total de 130 días en la cárcel desde noviembre de 2018.