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Los accionistas contra el cambio climático

No sólo la activista Greta Thunberg presiona a las empresas, los inversionistas son los más interesados en las políticas sustentables y de reducción de emisiones de las compañías energéticas.
lun 06 enero 2020 05:00 AM
Cambio climático
Las empresas energéticas han entendido la necesidad de adoptar políticas contra el cambio climático.

Tres semanas que cambiaron la industria. Es el periodo que duró, entre finales de octubre y principios de noviembre, el juicio a la gigante petrolera estadounidense ExxonMobil, el primero en el que a una firma energética se le acusa de malinformar a sus inversionistas. ¿El motivo? El cambio climático.

Porque este juicio tiene una particularidad que abre toda una nueva puerta a la batalla por combatir el calentamiento global: el caso llevado a los tribunales por la fiscalía neoyorquina se ha confeccionado no a partir de las organizaciones no gubernamentales ni reclamos de ciudadanos preocupados, la indagatoria versa sobre un posible ocultamiento de información por parte de Exxon a sus verdaderos patrones: los accionistas.

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Los fiscales argumentan que la compañía dio información falsa , al asegurar que había evaluado, de manera apropiada, el impacto que tendrían las regulaciones sobre el cambio climático en su negocio, lo que hizo perder a sus inversionistas cerca de 1,600 millones de dólares. ExxonMobil ha negado estos cargos, y se espera un veredicto antes de que termine este año. La multinacional parece, además, la primera de muchas otras grandes petroleras en ser acusada de estos cargos, según los reportes de medios en Estados Unidos.

El caso muestra que la preocupación sobre los efectos del cambio climático, que durante años ha sido denunciado desde la sociedad civil, ahora debe incorporarse, de lleno, dentro de las empresas energéticas, que han de incluir en sus estrategias de negocio una verdadera inflexión en su modelo. No son pocas las que ya lo han hecho, especialmente entre las europeas. La noruega Equinor, la francesa Total o la británica BP ya se han puesto manos a la obra y varias, incluso, alinean su estrategia con los objetivos del Acuerdo de París.

El futuro de la energía

La anglo-holandesa Royal Dutch Shell también ha sentido la presión y, por eso, tiene un departamento dedicado a estudiar los aspectos del negocio relacionados con el cambio climático.

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“Una de las razones para tener a gente en Shell en el tema de clima es para entender estas regulaciones y manejarlo”, explica David Hone, asesor principal de Cambio Climático de la petrolera.

Lee: El gobierno ha dado marcha atrás en la lucha contra el cambio climático

Las visiones que surgen de este departamento impactan, de manera directa, en los proyectos futuros de la compañía, porque dan una opinión acerca de qué tan viable y rentable puede ser construir, por ejemplo, una nueva refinería que deberá funcionar durante varias décadas. “En unos 10 años, la regulación puede hacer más costosas las emisiones y quizás eso te lleve a diseñarla distinto o ni siquiera seguir con el proyecto”, apunta Hones.

El equipo que dirige también debe pensar en las tecnologías del futuro y en las tendencias que tendrá el mercado, para así apoyar las decisiones sobre las inversiones de los siguientes años. “¿Dónde desea estar Shell en 20 años? Para contestar eso usamos escenarios para imaginar cómo cambiará el sistema energético”, agrega el directivo.

Hones confía en que, independientemente de cuál sea esta ruta, Shell puede llevar mucha ventaja. Las energías renovables que ahora están tomando más relevancia son la solar y la eólica. La petrolera cuenta con proyectos eólicos marinos, una tendencia en la que tiene experiencia porque sabe construir y dar servicio a instalaciones como a sus plataformas petroleras.

Pero la compañía ve hacia otras opciones. La generación de electricidad a través del hidrógeno por medio de la electrólisis en granjas solares también llama su atención. Y la empresa aprovecha, desde hace años, el hidrógeno de sus refinerías para generar electricidad. Otra opción que maneja es la captura de las emisiones de CO2 de sus procesos en el subsuelo, como ya hace en un proyecto ubicado en Qatar.

“El deseo de Shell para nuestros inversionistas es que nos mantengan como un caso de inversión global. (…) Y la única forma de hacerlo es si empezamos a cambiar”, apunta el especialista.

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La petrolera suministra cerca del 3% del consumo energético mundial, lo que pone a la compañía, y a su selecto grupo, al frente de la batalla contra el cambio climático. Pero otros sectores también se ven impulsados a mostrar que están listos para esta transformación.

La filial en México de la multinacional española Naturgy promueve, desde hace años, una mayor penetración del gas natural en el consumo de los hogares y automóviles de las grandes ciudades, donde ahora viven 57% de los habitantes del planeta.

La compañía cabildea a favor de un mayor uso del gas natural, un giro que en el sector eléctrico lleva años impulsándose, con la migración de centrales que antes quemaban carbón o derivados del petróleo, a una matriz con más uso de este combustible limpio y disminuir así las emisiones, explica Rafael Mercado, director de Mercados Liberalizados de Naturgy México.

“El grupo tiene una visión hacia futuro de ser un socio energético de la sociedad, tanto en gobierno como en los hogares, comercios e industrias”, agrega Alejandro Feón, director de Mercados Regulados de la compañía.

También la multinacional francesa Veolia tiene en su visión del negocio impulsar una mayor sustentabilidad en la industria del petróleo y el gas, su nicho principal de clientes. Entre los proyectos de la compañía se encuentra el diseño y construcción de un sistema de tratamiento para evitar la emisión de residuos líquidos en la planta de licuefacción de gas de Shell en Qatar, la mayor del mundo en su tipo. El proyecto de Veolia permite tratar el 100% del agua, que es, además, reutilizada en la planta.

En México, uno de los puntos en los que hace énfasis la compañía es en tener rellenos sanitarios que hagan más que sólo contener desechos. “Esto es un verdadero problema en México, porque el metano produce 15 veces más emisiones de gas de efecto invernadero que otros gases”, dice Estelle Brachlianoff, directora de Operaciones a nivel global de Veolia.

La firma había ganado una licitación para generar electricidad a través de la quema de desechos del Bordo Poniente, pero con la entrada de la administración de Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, a finales del año pasado, el proyecto quedó parado.

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