Ante la emergencia sanitaria que ha generado el coronavirus COVID-19, el gobierno mexicano decretó a finales de marzo que solo las actividades esenciales deben continuar operaciones.
Hospitales, bancos, servicios de transporte, generación de energía y supermercados, entre otras actividades, siguen dando servicio, y aunque los trabajadores de estos establecimientos deben seguir los protocolos sanitarios establecidos por la Secretaría de Salud, hay un riesgo de contagio latente.
Para muestra un botón. Pemex confirmó el martes dos casos de COVID-19 en su centro de proceso Abkatún-A, en aguas someras del Golfo de México, luego de que fuentes internas dijeran en la víspera que al menos un trabajador en la instalación había contraído la enfermedad.
Ante la posibilidad de que surja un brote del virus entre la plantilla laboral, resulta inevitable la pregunta de cómo deben actuar las organizaciones cuando un colaborador enferma de COVID-19.
Omar Viveros, director de Salud y Beneficios de la firma de gestión de riesgos en Willis Towers Watson, recomienda como primera medida aislar al colaborador para reducir el riesgo de que, en caso de confirmarse la enfermedad, se propague entre el resto de la plantilla laboral.
En caso de ser confirmado, los líderes deben investigar con quién tuvo contacto el colaborador para generar una base de datos y mantener a esos empleados en aislamiento preventivo.
Una vez que se tenga esta información, la empresa debe intensificar e informar al resto de sus empleados las medidas de prevención para mitigar la propagación del virus entre el resto de los colaboradores.
En caso de que el afectado tenga algún tipo de seguro médico, la empresa puede dar orientación al colaborador sobre los alcances de la cobertura.
Viveros recomienda a las empresas recordarle al colaborador que "la salud es lo más importante" y que debe concentrarse en su recuperación.
"Idealmente, la empresa debería otorgar facilidades al empleado afectado para poner pausa a su trabajo y permanecer en reposo", comenta el especialista. "Sus tareas tendrían que ser redistribuidas entre el resto del equipo", añade.
Cuando se trata del director de un área o incluso de la compañía, el mando inmediato que le sigue en el organigrama debe tomar las riendas.
"En una empresa también debe haber claridad sobre quién podría asumir temporalmente las funciones del jefe y comunicarlo al resto del equipo. Esta persona debería tener una preparación al respecto", dice Viveros.
