Un total de 25 compañías biofarmacéuticas de investigación y desarrollo están conduciendo pruebas clínicas para evaluar la efectividad y seguridad de distintos medicamentos para tratar y eventualmente prevenir el COVID-19, para lo cual es necesaria una coordinación en la apertura de información para investigar y fabricar vacunas una vez llegado el momento.
25 compañías biofarmacéuticas prueban tratamientos para el COVID-19
En videoconferencia de prensa, integrantes de la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA, por su sigla en inglés) explicaron algunos de los 130 diferentes tratamientos que se encuentran bajo investigación, en pruebas clínicas donde participa un promedio de 350 personas, a excepción de ejercicios a mayor escala como el de Gilead y Teva, que tienen más de 1,000 participantes.
Sin embargo, uno de los mayores retos es que la industria aún no entiende por completo al coronavirus, advierte Julie Gerberding, vicepresidenta ejecutiva y directora en jefa de pacientes de MSD. “Cada día aprendemos más sobre su patogénesis. Algunas personas son asintomáticas, otras tienen complicaciones neurológicas, ataques, etcétera. Tenemos mucho que aprender sobre su biología básica”.
Al respecto, Nanette Cocero, presidenta global de vacunas de la multinacional Pfizer, explica que el objetivo de la compañía es lograr actividad antiviral a través de la inhibición de la proteasa SARS-CoV-2.
“Lo que sabemos es que esta proteína es esencial para que el virus se replique, así que para efectos de inhibirla debemos detener su multiplicación”, dijo, y agregó que una molécula análoga al virus podría ser inhibidora de la enfermedad.
Además del tratamiento antiviral, otras pruebas evalúan terapias hiperinmunes, terapia mediante plasma y mediante el uso de hidroxicloroquina. Sin embargo, la colaboración entre las empresas es clave no sólo para encontrar un tratamiento, sino también para elaborar la vacuna.
De acuerdo con Thomas Cueni, director general de FPMA, están bajo investigación 80 vacunas distintas como parte de los 130 tratamientos clínicos en desarrollo, y existe el compromiso de las farmacéuticas de tener una plataforma abierta para apoyar a la comunidad científica y a otras empresas en tiempo real, lo que también ayudará a crear modelos de distribución de dosis equitativas una vez llegado el momento.
Pero el proceso para constituir una prueba clínica es lento, y esto ha demorado las investigaciones. José Baselga, vicepresidente ejecutivo y presidente de investigación y desarrollo oncológico de AstraZeneca, refiere que un tratamiento clínico requiere varios pasos previos, como la aprobación de las autoridades federales, locales, el consenso de pacientes, así como medidas de seguridad y homologación en la lectura de los datos.
“Lo que no es de ayuda son datos que no puedan ser interpretados”, dijo.
El genoma del SARS-CoV-2 se compartió en enero, por lo que las investigaciones han avanzado rápidamente, pero en el mejor de los casos se podría pensar en una producción de vacunas que empiece a finales de año, coincidieron los especialistas.