“Ahorita estamos arrancando, pero realmente no sabemos qué se viene hacia adelante. La demanda de componentes depende de las ventas de vehículos, pero éstas se han derrumbado”, dice Ulrich Thoma, presidente del Clúster Automotriz de la Zona Centro (Clauz), quien no descarta que en el segundo semestre del año pudiera haber reducciones de turnos, despidos e incluso el cierre de algunas plantas. “Dependerá de las ventas que haya hacia el segundo semestre, pero sí es posible que haya despidos, como también es posible que haya reducciones en las jornadas de trabajo”, añade.
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México es el mayor proveedor de componentes automotrices para Estados Unidos, sin embargo, IHS Markit proyecta que las ventas en ese mercado podrían caer hasta los 14 millones de unidades en 2020, casi cuatro millones menos que en 2019. Y esto pondrá en aprietos a las 1,500 plantas de autopartes que operan en el país.
Oscar Albín, presidente de la Industria Nacional de Autopartes, ya estima una caída de 32% en el valor de la producción de componentes en México, hasta los 66,594 millones de dólares, similar a lo alcanzado en 2009. “Estamos prácticamente regresando diez años atrás, esperamos que no nos tome otros diez regresar a los montos que teníamos en 2019, de 97,000 millones de dólares”, dijo en una videoconferencia el lunes.
Eduardo Solís, miembro del consejo directivo de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) y consultor independiente en comercio exterior, inversión y manufactura, coincide en que la caída en las ventas de autos en Norteamérica, principalmente en Estados Unidos, impactará en México. “Una menor demanda de vehículos reducirá la demanda de componentes y eso afectará las nóminas de las empresas”, dijo.