“Imagina cómo les fue a quienes vendían trajes de baño. No vendieron prácticamente nada en los meses pasados”, dice Oscar Quiñones, uno de los vendedores que atiende en el stand de La Sultana, una empresa mexicana dedicada a la importación y comercialización de textiles sintéticos, y que entre sus clientes tiene a fabricantes de chamarras, vestidos y calzado.
Con las playas, deportivos y gimnasios cerrados por la contingencia sanitaria, la demanda de trajes de baño se fue a pique. Igual pasó con la demanda de trajes, vestidos, corbatas y tacones altos. “Con las oficinas cerradas y la imposibilidad de organizar reuniones de más de 20 personas quién iba a necesitar algo así?", dice Quiñones.
En contraste, la demanda de ropa y calzado ‘para estar en casa’ creció 50%, mientras que la de los cubrebocas se duplicó, convirtiéndose en el accesorio más vendido de la temporada primavera-verano, señala. “En abril y mayo tuvimos mucha demanda de non woven [el textil que se usa para fabricar los cubrebocas azules]. Incluso, clientes que no se dedican normalmente a fabricar este tipo de productos nos empezaron a pedir material para fabricarlos”, cuenta Quiñones.
En poco más de un mes se terminó todo el inventario que la empresa tenía de este tipo de textiles para un año. Traer más producto desde China fue prácticamente imposible entre mayo y julio. “Apenas el mes pasado nos empezaron a mandar textil nuevamente”, dice Quiñones. “Debido a la escasez, el precio del non woven se duplicó. Es la ley de la oferta y la demanda”, añade.
El stand de la empresa en la Expo Intermoda, que se realiza estos días en Guadalajara, Jalisco, es muestra de ello. El maniquí que siempre lleva puesto un pantalón de mezclilla y una blusa de poliéster sublimado (que es una de las telas que ofrece el catálogo), ahora luce una bata azul de non woven. Al lado se exhibe el ‘kit para cubrebocas de tres capas’, compuesto de tres rollos de tela, las cintas para sujetarlo en las orejas y los soportes que permiten ajustarlo en la nariz.
La escasez y el encarecimiento de los textiles hizo que la empresa empezara a hacer pruebas con otros materiales que tiene en su catálogo para dar alternativas a sus clientes, que sin pensarlo mucho empezaron a reconfigurar sus máquinas para producir cubrebocas. Incluso, hubo fabricantes de zapatos que pararon la producción temporalmente y se pusieron a hacer cubrebocas. “Fue la alternativa que encontraron para no quebrar”, dice.