Al cesto de basura. Allí fueron a dar los planes de los fabricantes mexicanos de ropa cuando la pandemia del coronavirus ahuyentó a todos los clientes de las plazas comerciales en el momento en el que daba inicio el ciclo comercial primavera-verano. Con los clientes encerrados en sus casas, el 80% de los inventarios se quedó colgado en las perchas o en las bodegas de las tiendas y solo un 20% se pudo movilizar a través de las tiendas digitales de las marcas.
#EfectoCOVID-19: El día en que los mexicanos dejaron de comprar ropa
De acuerdo a datos de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicios y Departamentales (ANTAD), de marzo a junio de 2020, la categoría de venta de ropa y calzado registró una caída promedio de 60%. “Debido a esta caída en la demanda, las fábricas de ropa operan al 40% de su capacidad instalada, cuando antes de la pandemia estaban al 80%”, dice Sony Chalouh, tesorero de la Cámara Nacional de la industria del Vestido.
Mientras que en los pisos de venta están tratando de sacar el inventario veraniego rezagado, con etiquetas de rebaja, con meses sin intereses o con el “compre hoy y empiece a pagar en enero de 2021”, los fabricantes están tratando de cerrar nuevos pedidos para el nuevo ciclo comercial otoño-invierno, que tradicionalmente empieza en septiembre.
Pero transitar de las prendas de tejidos vaporosos a los suéteres y abrigos no será fácil. Además de inventarios rezagados, los fabricantes han perdido liquidez y enfrentan un desabasto de materiales, que tradicionalmente importan de Asia o Europa. “Todo esto ha dificultado el desarrollo de las nuevas colecciones”, dice Mario Flores, presidente del comité organizador de Intermoda, un foro de encuentros de negocios que se realiza dos veces al año en Guadalajara, Jalisco, y en donde se cierran hasta el 60% de las ventas de la temporada.
Encuentro de negocios
En un intento de reactivar a esta industria, que en lo que va del año ha perdido alrededor de 45,000 empleos, 13% del total, el sector decidió realizar la edición número 73 de Intermoda. A diferencia de otras ediciones, la que se realiza en la primera semana de septiembre –normalmente siempre se realiza en junio– ocurre al 30% de la capacidad habitual, con todos los asistentes utilizando cubrebocas y con flechas pegadas en el piso que marcan el flujo que deben seguir las personas para recorrer el recinto.
Para facilitar los tradicionales encuentros de negocios que tienen lugar en este foro, sin perder la sana distancia, los organizadores instalaron 44 módulos con mesas y divisiones de acrílico, y montaron un set –con cámaras, iluminación y dos modelos– para que los expositores puedan mostrar vía Zoom sus colecciones a los compradores, desde tiendas departamentales como cadenas regionales y pequeñas boutiques.
“Acabamos de conectar a un fabricante de accesorios con compradores en Chicago, Denver [en Estados Unidos] y Ciudad de México”, cuenta Alejandra Sandoval, coordinadora de Atención al visitante de Intermoda.
Daños colaterales
Alrededor de la comercialización de ropa giran otras industrias, como las de los racks, las perchas y los maniquíes, cuya dinámica comercial depende de los ciclos comerciales de la industria de la moda. “Los maniquíes también son una moda: en primavera verano vendemos tonos más claros, mientras que en otoño invierno sacamos colores oscuros o metálicos”, cuenta Julio César Reyes, gerente general de McAllen Mannequins, una pyme dedicada a la importación y venta de estos productos.
La empresa tiene una cartera de 20 clientes que cada año invierten alrededor de 70,000 pesos en renovar sus maniquíes, además de otros más pequeños, principalmente boutiques, que compran dos o tres piezas cada cuatro o cinco años. Pero cuando los clientes dejaron de ir a las tiendas, en medio de la contingencia sanitaria, las ventas de McAllen Mannequins cayeron a menos de la mitad, comparado con un ciclo de venta tradicional. “Finalmente, para una venta en línea no necesitas maniquíes”, dice Reyes.
Ahora, con la reapertura paulatina de las tiendas y plazas comerciales, Reyes espera reactivar sus ventas. La empresa tiene un stand en Intermoda, donde exhibe alrededor de una centena de modelos diferentes de maniquíes importados de China. Sin embargo, faltan algunas piezas que no llegaron a tiempo para la exposición. “Tengo contenedores detenidos en China debido a que allí están empezando a reactivar su economía”, cuenta.
Los fabricantes de ropa esperan que estos encuentros de negocios y la paulatina reapertura de los pisos de venta les permitan reactivar los pedidos. “Esperamos cerrar el año con una caída de 30%, que aunque es significativo, es un panorama mejor al que teníamos hace dos meses, cuando creíamos que íbamos a cerrar con una caída del 50%”, explica Diego Alonso Pérez, gerente comercial B2B de LOB.