“La primera desgracia que tuvimos fue la desaparición de los recursos del Consejo de Promoción Turística de México, y la segunda, la no celebración del Tianguis Turístico tradicional, que representaba la feria turística más importante del país”, considera Luis Barrios, presidente de Hoteles City Express y de la Asociación Nacional de Cadenas Hoteleras (ANCH).
Estos dos factores son elementos de presión para una industria que cayó a niveles históricos, y donde la principal preocupación no era atraer turistas, sino administrar los gastos para conservar el mayor personal posible, lo que en el caso de Hoteles City Express se tradujo en una estrategia con la que se logró un punto de equilibrio con ocupaciones de 20%.
“Redujimos al máximo la quema de recursos económicos, del efectivo que teníamos. Sirvió para mantener activo a todo el personal, y también estuvimos muy comunicados, porque había que regresar rápido”, recuerda.
Para Andrés Conesa, director general de Aeroméxico, la clave radica en conservar la confianza de los consumidores a través de esfuerzos conjuntos que permitan asegurar el bienestar de un viajero desde la salida de su hogar hasta la llegada a su destino, pero buscando un equilibrio para mantener la mayor cantidad de empleos posibles.
“Nosotros teníamos el año pasado, a estas alturas, 130 aviones en el aire, y hoy sólo tenemos 60 (…) Vamos a tener que hacer ajustes, porque si bajas el tamaño de la flota, tienes por supuesto que bajar (personal), porque para sobrevivir y proteger al máximo los empleos, tienes que tener un número máximo de personas por avión”, explicó.
Cuidar al empleado no termina en conservar el puesto en turno, sino también contempla tener un entorno apto para el desempeño de su trabajo, dijo Marcos Constandse, vicepresidente de Grupo Xcaret, compañía que incluso aplica pruebas de COVID-19 entre sus empleados para garantizar su salud y la de sus huéspedes.