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Trabajar sin recibir un salario: el caso de los empleados de Interjet

Tres testimonios muestran el complejo panorama que enfrentan los trabajadores de Interjet para ir a trabajar sin recibir un solo peso, en medio de la crisis de liquidez que atraviesa la aerolínea.
mié 11 noviembre 2020 05:00 AM
Interjet
La aerolínea ha incumplido en múltiples ocasiones el pago de las quincenas atrasadas, siendo la fecha más reciente el viernes pasado, donde el pago de una quincena prometido luego de una protesta de los trabajadores, no llegó.

Tras siete meses de salarios reducidos y dos sin paga, Laura considera usar el permiso sin goce de sueldo que acaba de solicitar a Interjet para irse a Estados Unidos a trabajar algunos meses, aunque eso implique dejar a sus dos hijos en México e incluso irse sin documentos.

“Estoy pidiendo un permiso porque no quiero renunciar, pero tampoco puedo presentarme cubriendo gastos que no puedo solventar por que no estoy generando dinero", explica.

Laura ha trabajado en Interjet por más de cuatro años. Antes de la pandemia, laboraba en el aeropuerto de Toluca, Estado de México, pero en medio del desplome de vuelos, la aerolínea trasladó a la mitad del personal que tenía allí a la Ciudad de México, y a la otra mitad la liquidó, “unas 50 personas”, estima Laura.

Ella fue parte del primer grupo, y aunque en un primer momento sintió alivio por no haber perdido su trabajo, trasladarse todos los días al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México implicó más gastos, que en un primer momento tuvo que solventar con la mitad de su salario, y desde septiembre, sin recibir ningún ingreso. Pronto, la situación se volvió insostenible.

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“En el comedor, ves que ya todos llevan comida, y antes muchos salían a comer; de hecho, todos los días nos llevan comida del comisariato –de lo que dan en los aviones–; por ahí del mediodía llevan unos carritos con sándwiches, cuernitos, refrescos y aguas, para todos los que están laborando. Pero no vas a estar todos los días así. Además, tú comes ahí ¿y a tus hijos qué les das?”, dice.

Pese a estar en una situación similar, Jair aún se mantiene laborando, quizá porque esta no es la primera crisis que enfrenta. Después de trabajar en Mexicana de Aviación desde 2007 hasta su cese de operaciones, en 2010, pasó a formar parte de Interjet desde 2014, donde ahora vive un déjà vu.

“¿Cómo le he hecho para sobrevivir? Como dicen coloquialmente: los bienes son para aliviar los males. Yo vendí mi carro, y con eso estoy saliendo. Tengo un hijo de cinco años y otro de un año, están chiquitos y no entienden lo que pasa”.

Aunque la pandemia tomó desprevenida a toda la industria aérea, el caso de Interjet se agravó por la larga lista de deudas que ha venido arrastrando, algunas incluso desde 2013, como sus compromisos pendientes con el fisco, mientras que otras se han ido agregando en el último año, como los pagos del combustible, los reembolsos a pasajeros por las cencelaciones de vuelos en medio de la pandemia de coronavirus y, más recientemente, el pago de los salarios.

Al respecto, Oscar Portocarrero, abogado defensor de alrededor de 70 trabajadores y 50 ex colaboradores de Interjet, explica que la capacidad que los empleados tienen de soportar la crisis de la aerolínea varía en función de cada puesto; mientras supervisores y algunos colaboradores de alto rango han podido sortear la falta de pago con sus ahorros, otros están vendiendo algunos de sus bienes o incluso pidiendo préstamos.

“Ahorita ellos ya están aportando más de lo que están obteniendo de la empresa, tienen que ver diferentes alternativas para sacar a su familia adelante”, dice.

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Este ha sido el caso de Angélica, quien desde los mostradores de Interjet, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, ha visto el ocaso de una aerolínea que pasó de transportar 1.2 millones de pasajeros en promedio en 2019, a flujos de entre 30,000 y 40,000 pasajeros este año. Incluso en meses recientes, cuando otras aerolíneas han recuperado de dos a tres cuartas partes de sus capacidades, Interjet sigue muy por debajo de los números previos a la pandemia.

Aunque la mayoría de sus compañeros viven en la ciudad, ir a trabajar diariamente sin un sueldo los ha orillado a instalar un frasco en el mostrador para pedir la cooperación voluntaria de los pocos pasajeros que pasan por allí.

“Algunos nos vamos juntos en auto y nos dividimos para la gasolina, pero otros vienen del Estado de México y lo tienen más complicado”, explica.

Una solución parecida también ha sido utilizada por el personal de operaciones de Interjet con sede en Toluca que fue trasladado a la Ciudad de México, y que, al no poder pagar un alquiler, busca maneras de reducir costos.

“Ellos organizaron los turnos de manera que les toque a cuatro de Toluca al mismo tiempo, y vienen en un solo carro para compartir gastos. Como son turnos de 24 horas semanales –porque como bajó el salario ahora tienen jornada reducida–, muchos buscan hacerlas en un solo día para nada más tener que venir una vez a la semana, por el gasto que implica”, explica Laura.

¿Qué sigue?

Tras semanas de presión por parte de trabajadores y de su sindicato, Interjet ha incumplido en varias ocasiones con el pago de los salarios adeudados, siendo el más reciente el del viernes pasado, cuando la compañía se comprometió en la Secretaría de Gobernación a liquidar una quincena, sin que ésta llegara.

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A Jair, este tipo de incertidumbre es lo que más le aqueja. “Lo peor de todo esto es que, ni la empresa, ni los directivos, ni los jefes… Nadie nos dice nada. Estamos yendo a trabajar pero nadie dice nada”.

Angélica y algunos de sus compañeros se encuentran buscando trabajo desde octubre, pero las oportunidades escasean ante una crisis que aqueja prácticamente a toda la industria desde marzo. “Mis papás me dicen que les ayude en su negocio mientras, pero yo no quisiera dejar esta industria”, dice.

Ante este escenario, los trabajadores dan cuenta de varias renuncias, que dan pie a otra lucha: el pago de los finiquitos, advierte Portocarrero.

“Ahorita el sindicato ha estado muy al pendiente y ha estado haciendo todas las actividades de comunicación con la aerolínea para llegar a un convenio. Ellos (los trabajadores) al renunciar, –si están sindicalizados– tienen que hacer la demanda correspondiente por los finiquitos. Si no están sindicalizados, elaboramos una demanda individual solicitando el pago de quincenas atrasadas y el finiquito”, explica.

En medio de esta situación, Laura dice que el ánimo al interior de la empresa ha decaído, e incluso ella se mantiene escéptica de las acciones de la aerolínea, como una inversión de 150 millones de dólares que, tras casi cuatro meses de ser anunciada, aún no ha sido concretada.

“No sé si no quieren ver la realidad, o tienen un as bajo la manga”.

* A petición de los entrevistados, algunos de los nombres en este texto fueron cambiados.

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