La pandemia puso sobre la mesa una encrucijada para Interjet que, a estas alturas, pareciera reducirse a dos opciones: recuperarse de una serie de problemas financieros y operativos, o desaparecer de una industria dramáticamente golpeada por la pandemia de COVID-19. Y los especialistas coinciden en algo: en el peor de los casos, esta crisis dejará pocos ganadores y muchos perdedores.
La aerolínea ha venido arrastrando una serie de problemas desde el año pasado, que se acentuaron a partir de la pandemia.
A la pérdida neta de 516 millones de pesos (mdp) registrada en el primer semestre de 2019 –el último dato financiero público de la compañía–, le siguieron cancelaciones y demoras en vuelos que afectaron a más de 21,000 pasajeros en el verano.
Después, los problemas escalaron hasta un embargo del SAT de 10% de sus ingresos para saldar adeudos fiscales entre 2013 y 2017, además de otros adeudos por servicios de navegación aérea (de 126 mdp hasta 2019) y compromisos pendientes en materia de combustible con ASA.