La noticia, que llegó el mismo día en que Australia puso fin a su proyecto nacional de vacunas, también es un golpe para muchos gobiernos que han reservado cientos de millones de dosis de la vacuna, entre los que se incluyen los de la Unión Europea, Estados Unidos y Gran Bretaña.
Las dos firmas dijeron que planean iniciar otro estudio el próximo febrero, con la esperanza de conseguir una vacuna más eficaz para finales de 2021, lo cual representa un contratiempo para la lucha contra la pandemia.
La noticia supone una decepción para uno de los varios proyectos de vacunas en desarrollo que se basan en sistemas de prueba más convencionales, mientras la desarrollada por Pfizer y BioNTech, que ha utilizado una tecnología de vanguardia, se ha empezado a desplegar por todo Reino Unido.
Las acciones de Sanofi caían un 2.8%, mientras que las de GlaxoSmithKline se dejaban un 0.2%.
Los retrasos y las pruebas adicionales no son inusuales, pero el anuncio de Sanofi/GSK pone de relieve el conjunto singular de dificultades que enfrentan los fabricantes de medicamentos para realizar múltiples tareas científicas, de velocidad y logísticas durante una pandemia que ha aplastado las economías mundiales.
También destaca por qué los gobiernos han extendido sus apuestas comprometiendo inyecciones de diferentes laboratorios.