A pesar de que Europa y América del Norte contribuirán a la recuperación en el uso de las centrales carboeléctricas, serán China y la India los dos países que liderarán el crecimiento de carbón, como parte de un impulso a las actividades industriales, que hasta antes de 2010 fueron el principal factor que desencadenó el uso de este combustible fósil.
De 2018 a 2020 la utilización de carbón como fuente de energía ha caído 7% a nivel mundial, lo que implica una disminución de cerca de 500 millones de toneladas. Una baja no vista desde 1971, de acuerdo con los registros de la organización con sede en París.
Hasta antes de esta caída, el consumo de este combustible ya aumentaba de manera lenta, con un crecimiento de 1% anual después de 2010.
Este incremento podría significar un respiro para la industria de carbón, que ha visto mermado su consumo como fuente eléctrica debido al bajo costo del gas natural en lugares de alto consumo, como Estados Unidos, y al abaratamiento de la tecnología utilizada en las centrales eólicas o solares.
Como ejemplo, en los últimos 10 años en Estados Unidos se han cerrado cerca de 100 plantas a base de carbón para ser reconvertidas a gas natural. También países como Portugal, Suecia y España han anunciado un cierre próximo de sus carboeléctricas.
El caso en México es distinto, el gobierno federal actual ha manifestado su interés por reavivar las centrales a base de carbón, que se produce principalmente en el estado de Coahuila. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) es el único participante del sector que posee este tipo de plantas.
Pero pese a las intenciones del gobierno federal, el uso del carbón en el país ha disminuido de manera importante y hasta junio pasado el uso de la energía generada en las carboeléctricas cayó en 34% en comparación con el mismo mes de 2019. Esto lo convirtió en el cuarto combustible más usado para la producción de energía, con una participación del 5.2% en el mercado. En 2019, el 8.9% de la electricidad se generaba a través del carbón, con lo que se situaba como la tercer fuente más importante de producción eléctrica.