Pero pese a las previsiones de analistas del sector, datos de la Secretaría de Energía (Sener) muestran que en los primeros 11 meses del año pasado los envíos de combustóleo al extranjero aumentaron 57%, al exportarse 109,000 barriles al día.
El aumento en las exportaciones fue impulsado por el incremento en la demanda en las refinerías estadounidenses, diseñadas para procesar crudo pesado y que también pueden funcionar a base de combustóleo.
La regla para las embarcaciones marítimas, que forman parte de las medidas a nivel mundial para bajar los niveles de contaminación, ha generado un excedente en la oferta mundial de combustóleo que ha derivado en una caída natural en su precio.
Así, el subproducto de la refinación se ha convertido en un bálsamo para las refinerías estadounidenses que han visto una falta de crudo pesado.
“Las refinerías complejas (como las estadounidenses), con coquizadoras, pueden tener la flexibilidad de procesar combustóleo. Y a un precio razonable, el producto se movió”, dice Lenny Rodríguez, analista en jefe de S&P Global Platts Analytics.
Los complejos de refinación de Estados Unidos fueron diseñados para funcionar con crudo pesado, en un principio proveniente de Venezuela y en los últimos años de otros países de América del Norte.
Pero Canadá ha decidido bajar su capacidad de producción ante la falta de infraestructura para exportar y los bajos precios a nivel mundial, y México también ha optado por reducir sus exportaciones para cumplir con la política energética que busca aumentar el uso de las refinerías nacionales para lograr la autosuficiencia en combustibles.
“Como México está tratando de procesar su propio crudo, el crudo pesado no está saliendo tanto al mercado. Naturalmente, ellos (las refinerías de Estados Unidos) preferirían utilizar petróleo, pero como no hay tanto, están produciendo crudo ligero y sumando combustóleo”, explica Adrián Calcaneo, de IHS Markit.