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¿Realmente necesito un auto? La pregunta que hace temblar a las armadoras

Con miles de personas trabajando o estudiando en casa, la imperiosa necesidad de tener un vehículo para los traslados cotidianos a la escuela o la oficina ha dejado de ser tan imperiosa.
vie 29 enero 2021 05:00 AM
Young and cheerful woman enjoying new car hugging steering wheel sitting inside
Las marcas están encontrando en la personalización una salida que les permita mantener a los consumidores más jóvenes entusiasmados con la idea de comprar un auto y personalizarlo según su estilo de vida.

¿Realmente necesito un auto? Esta es la pregunta que cada vez más consumidores se están haciendo en México y, muy probablemente, alrededor del mundo. Con miles de personas trabajando o estudiando en casa, la necesidad de tener un vehículo para los traslados cotidianos, a la escuela o la oficina, ha dejado de ser tan imperiosa, y los departamentos de ventas y mercadotecnia de las marcas de autos están tratando de encontrar rápidamente nuevos motivadores de compra en medio de la crisis sanitaria.

En 2020, el distanciamiento social y el autoempleo, sobre todo en el reparto de productos, impulsaron la venta de vehículos. Pero desde hace años, los fabricantes lidian con el hecho de que los consumidores más jóvenes ya no quieren adquirir un auto, sino que prefieren pagar solo por el servicio de transporte a través de apps como Uber o Cabify, e incluso compartir el vehículo con otros usuarios.

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Aunque el carpooling tuvo un revés en medio de la pandemia de coronavirus, los entrevistados prevén que esta tendencia continuará -e incluso se fortalecerá- en el mediano plazo, conforme la pandemia ceda, y a medida que más personas puedan seguir trabajando o estudiando en casa.

“Tenemos el enorme riesgo de que el automóvil se convierta en un commodity más que en un bien aspiracional”, dice Lucien Pinto, director de ventas y mercadotecnia de Ford en México. “Hasta ahora un vehículo se ha mantenido como un bien preciado porque daba movilidad, pero cada vez más vemos cómo las personas pueden acceder a esta movilidad sin necesidad de comprar el auto”, añade.

De acuerdo con el estudio 'Mercado de movilidad como servicio: pronóstico global hasta 2030', elaborado por la firma de análisis ReportLinker, el mercado mundial de la movilidad como servicio alcanzará un valor de 70,400 millones de dólares en 2030, desde un estimado de 4,700 millones de dólares en 2020, a una tasa compuesta anual del 31.1%.

Esto está llevando a las marcas a buscar nuevas razones para justificar la compra de un auto. “Los consumidores más jóvenes son coleccionistas de experiencias y el reenfoque momentáneo que ahora le estamos dando es ‘disfrutar del manejo’. Yo, por ejemplo, manejé hacia Cuernavaca el fin de semana para desestresarme. No me bajé del auto, solo salí porque me gusta conducir”, dice Miguel Barbeyto, presidente de Mazda en México. “Conforme los semáforos pasen de rojo a naranja o amarillo, creemos que las personas nuevamente se sentirán animadas para hacer viajes con amigos o familiares a destinos cercanos”, añade.

Las marcas también están encontrando en la personalización una salida que les permita mantener a los consumidores más jóvenes entusiasmados con la idea de comprar un auto y adaptarlo según su estilo de vida, desde colocar rieles en el techo para llevar bicicletas, hasta poner un arnés y protectores de puertas para poder viajar con las mascotas. “Con un catálogo de más de 100 accesorios, como el que diseñamos para Bronco Sport, los clientes pueden hacer que su vehículo sea una extensión de su personalidad”, dice Pinto.

Los fabricantes también están explorando nuevas oportunidades para que el auto se convierta en la ‘puerta de entrada’ a un ecosistema de servicios y recompensas. Desde la plataforma móvil FordPass, por ejemplo, los dueños de un modelo Ford pueden monitorear sus vehículos, encontrar espacios de estacionamiento o acceder a funciones remotas a través de su teléfono. También pueden acumular puntos cuando reparan sus vehículos en los concesionarios o cuando renuevan su modelo por otro de la marca, ya sea nuevo o usado. Luego pueden canjear los puntos un servicio, refacciones o incluso por un vehículo nuevo.

“Queremos hacer de un vehículos algo más que un objeto que sirve para trasladarse de un punto A a un punto B”, concluye Pinto.

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