Las restricciones para la venta de bebidas alcohólicas, la conocida como ley seca, como medida para frenar los contagios de coronavirus, se han convertido en una variante que afectó la venta de bebidas como cerveza y tequila. Desde el cierre de bares y restaurantes hasta la prohibición de ventas como tienditas y canales de retail para contener las reuniones fueron una constante para la caída en ventas.
Sin embargo, líderes de ambas industrias consideran que estas restricciones, más que una solución para limitar la movilidad evitando fiestas y reuniones, abren la puerta a la venta clandestina y de bebidas adulteradas, que en el peor de los casos pueden causar la muerte de los consumidores.
Para la industria cervecera, el golpe no solo vino por las prohibiciones para la venta de bebidas con alcohol. El primer gancho fue el paro en la producción de los grandes grupos cerveceros y hasta las microcervecerías durante los dos primeros meses del confinamiento que inicio en marzo del año pasado, por no ser considerados como una industria esencial.