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Las claves para entender la contrarreforma al sector eléctrico

La madrugada de este miércoles el Senado aprobó la iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, lo que marca un primer paso para echar hacia atrás la apertura total del mercado.
mié 03 marzo 2021 02:41 PM
Renovables
Los participantes del sector acusan que las nuevas reglas marcan un cerco a las energías renovables.

Los cambios impulsados desde la administración federal para fortalecer a la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) y derribar algunos de los planteamientos de la reforma energética ya han tocado suelo firme: la madrugada de este miércoles el Senado aprobó la iniciativa preferente enviada por el presidente para modificar la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), que marca las principales reglas del mercado eléctrico, que formalmente se abrió a la inversión privada en 2013.

En poco más de un mes de ser enviada por el presidente, bajo la figura de preferente, la reforma ya fue aprobada hace una semana por la Cámara de Diputados y ahora sólo deberá regresar al ejecutivo para su eventual promulgación.

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Los cambios a la LIE han despertado una serie de opiniones polarizadas, divididas entre quienes aseguran que es un fuerte atentado hacia la inversión privada y las fuentes de generación renovables, y quienes defienden que el objetivo es solo fortalecer a la estatal CFE y devolver al Estado el rol principal en una industria fundamental, como la eléctrica.

La reforma agrupa todos los cambios impulsados por la administración federal desde el inicio del sexenio, a través de acuerdos y políticas, pero que no habían podido ponerse en marcha debido a una serie de amparos ganados por organizaciones civiles, ambientales y la iniciativa privada, además de un fallo de la Suprema Corte de Justicia.

Pero pese a que el poder judicial no falló a su favor, la administración del presidente López Obrador siguió adelante con su plan de devolver a la CFE al centro del mercado eléctrico. Estas son algunas claves para entender los cambios que supondrá la reforma en el sector y el impacto en la manera en la que hasta ahora funciona el mercado:

Las plantas de CFE, al inicio de la fila

El principal cambio de la regulación, y el que más preocupa a la iniciativa privada, consiste en una modificación en la forma en que se sube la electricidad al sistema.

La reforma energética, a través de la LIE, dejó establecido que el orden en que se utiliza la electricidad generada en centrales privadas y del Estado estaría basado en un criterio económico. Es decir, la energía con costos variables más bajos sería la primera en subir al sistema.

Así, las centrales eólicas y renovables eran las primeras en usarse y al final de la fila quedaban las plantas que funcionan a base de combustibles fósiles, que tienen un costo más alto debido al precio de las fuentes de generación.

La estatal CFE, comandada por Manuel Bartlett, ha reclamado reiteradamente que este orden provocó que algunas de sus plantas salieran de despacho o fueran subutilizadas, como las que funcionan a base de carbón.

Ahora, con la reforma, el orden quedará así: la energía generada en las hidroeléctricas de la CFE, el resto de las centrales estatales –sin importar el combustible que usen–, la correspondiente a los productores independientes de energía, las plantas renovables y el resto de las centrales propiedad de las compañías privadas –como aquellas resultantes de las subastas eléctricas–.

Adiós a las subastas eléctricas

La reforma a la LIE elimina la obligación de CFE para acudir a las subastas eléctricas, si es que la compañía nacional requiere tener nueva capacidad de generación.

Las subastas son un instrumento diseñado en la administración pasada para llevar a las compañías privadas a competir por ofrecer los precios más bajos a la estatal CFE, quien aún posee el monopolio de la distribución y transmisión de energía. Así, la compañía tenía la opción de contratar energía eléctrica a bajo costo, principalmente resultante de plantas solares y eólicas.

Con esto se buscaba fomentar la construcción de nuevas centrales eléctricas –principalmente renovables– que con el tiempo pudieran suplir a las ya existentes y viejas plantas de la compañía dirigida por Manuel Bartlett.

Una de las primeras acciones en este sexenio fue la cancelación de la cuarta subasta de largo plazo en febrero de 2019, pero con los cambios regulatorios aprobados ayer se elimina formalmente el uso de estos instrumentos.

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Y ahora, la CFE podrá continuar usando las centrales que ya estaban programadas para salir de uso –principalmente de carbón, combustóleo y diésel–, debido a su ya largo uso y baja eficiencia.

Permisos a privados, a revisión

Uno de los principales discursos del ejecutivo consiste en los negocios de administraciones pasadas con grandes compañías.

El presidente ha amagado en diversas ocasiones en que su administración pondrá orden en los contratos y finalizará aquellos en los que encuentre indicios de corrupción o que considere abusivos con el Estado. Y ahora podrá hacerlo.

La reforma incluye la revisión de permisos de los contratos de producción independiente “a fin de garantizar el cumplimiento de rentabilidad para el Gobierno Federal” y de los permisos de autoabasto, una figura utilizada por consumidores industriales.

La Comisión Reguladora de Energía (CRE) ya había puesto un freno a estos últimos, hace unos meses aprobó un proyecto para limitar que las asociaciones de autoabasto, poseedoras de plantas de generación privada, adhieran nuevos socios consumidores de estas centrales.

Bartlett ha acusado en reiteradas ocasiones que estas centrales causan un daño patrimonial a la CFE, pues supuestamente hacen uso de la infraestructura de la compañía sin pagar una renta acorde a su utilización.

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