Así la inversión en dicho mercado suma dos años a la baja, después de haber anotado una cifra récord en 2018, con 4,988 millones de dólares derivados principalmente de los proyectos resultantes de las subastas eléctricas, un instrumento impulsado tras la reforma energética y que fue cancelado durante los primeros días de la actual administración.
La emergencia sanitaria por coronavirus es el primer detonante de la baja de inversión, que no solo afectó al mercado mexicano, sino a las inversiones a nivel general. En el primer semestre del año pasado los flujos mundiales de IED cayeron un 49%, debido a las consecuencias económicas de la pandemia, de acuerdo con información de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
Pese a ello la inversión extranjera directa en todos los sectores económicos en el país solo cayó 11.7%, a 29,079 millones de dólares. Por debajo de la tendencia vista en el mercado eléctrico.
Y es que la incertidumbre en cuanto a los cambios legales no ayudaron al ambiente generado por la pandemia. Así, los participantes del sector ubican a los cambios continuos en las reglas del mercado –que se han consolidado con la promulgación de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica– como el causante principal de la desconfianza de las compañías.
Las modificaciones comenzaron a los dos meses de que comenzó el sexenio con la cancelación de la construcción de dos líneas de transmisión y poco después con el cese de las subastas eléctricas. De ahí en adelante no se han detenido: continuaron con un bloqueo a los permisos de generación, cambios a los Certificados de Energías Limpias y la política de confiabilidad emitida en mayo pasado por la Secretaría de Energía. El último golpe al mercado se ha dado a través de la promulgación de la reforma al principal instrumento regulatorio del mercado, la Ley de la Industria Eléctrica (LIE).
Y más allá del constante cambio en las reglas del mercado, existe otro factor que, señalan los analistas, inició con la merma de la confianza: el constante ataque a las compañías del sector, las acusaciones por corrupción desde el ejecutivo federal y la renegociación de los contratos de seis gasoductos, durante los primeros meses del sexenio.
“Lo más determinante fue el tema de los ductos (cuyos contratos se renegociaron) y que se radicalizó en el discurso contra los privados”, dice Daniel Sánchez, socio de Baker McKenzie.
Pero en cuanto a las inversiones en general la merma en la confianza de los inversionistas comenzó desde antes de que el sexenio iniciara de manera formal, cuando en octubre de 2018 el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó una consulta para la cancelación del nuevo aeropuerto que finalizó con el cese del mismo.
Ayer, un juzgado otorgó una suspensión provisional de los cambios marcados en el mercado eléctrico , que es aplicable para todas las compañías del sector. Pero pese a que es una señal positiva a los mercados, dicen los analistas, el proceso legal que continuará en los siguientes meses, y la posibilidad de nuevos procesos en tribunales internacionales, no favorecerá a una mejora en las cifras de inversión.
“La explicación de porqué ha bajado es perfectamente lógica y con la situación que tenemos ahora con un litigio, aun cuando se suspendan los efectos durante el proceso judicial, la inversión va a estar parada y después hay un camino que recorrer. Un camino en el que hay que hacer una reconstrucción de credibilidad, y cuando rompes o retas los acuerdos, no es sencillo”, dice Severo López-Mestre, un analista del sector.
Compañías dedicadas a la generación eléctrica consultadas por este medio han asegurado que no tienen planes para desembolsar nuevas inversiones en el país, derivado de los cambios regulatorios. Las empresas ahora solo se enfocarán en desembolsar el capital necesario para mantener sus activos.