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Las empresas eléctricas empiezan a deshacerse de sus plantas de producción

Los fondos de inversión salen a comprar los activos afectados por los cambios continuos en las reglas, que han puesto en duda la rentabilidad de los proyectos para las compañías del sector.
vie 19 marzo 2021 05:00 AM
compras al mercado eléctrico
Los fondos están buscando sumar activos que han visto depreciado su valor por lo últimos cambios al sector.

En todo cambio hay una oportunidad. Y los fondos de inversión han encontrado la suya en las modificaciones hechas a la industria eléctrica, que han dado un vuelco completo al mercado privado y ha dejado a muchas compañías con activos ya sin una promesa de rentabilidad.

“Los fondos de inversión andan como locos buscando activos”, dice en un mensaje un analista que asesora a compañías del sector eléctrico, principalmente de generación renovable. Y es que la aprobación de los últimos cambios a Ley de la Industria Eléctrica ha aumentado la intensidad de una ola que los participantes del sector ya ven desde hace unos meses: una serie de compras de proyectos de generación eléctrica por parte de los fondos de inversión, que ante la incertidumbre del mercado pueden adquirir las centrales de generación eléctrica y el resto de proyecto del sector a un precio mucho menor a la valuación real del proyecto.

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De acuerdo con fuentes consultadas por Expansión, entre abogados, consultores y empresarios, los movimientos de adquisición de activos del mercado eléctrico se han acelerado en los últimos meses, en su mayoría liderados por compañías del sector que han encontrado un buen momento de compra al lograr precios mucho menores a los usuales o por fondos de inversión de riesgo.

Estos últimos, conocidos coloquialmente como fondos buitre, basan sus estrategias en la compra de activos en una mala situación económica o en una dinámica de mercado complicada –como la que actualmente atraviesa el sector eléctrico– a un precio por debajo del mercado, para después venderlos en un mediano plazo a un precio mayor, una vez que los activos han sido reestructurados o el entorno económico les permite un mejor desempeño.

“Cual sea el caso (de compradores), porque hay ambos, están encontrando muchos más activos a la venta que compradores y con ello los precios están siendo generalmente bajos”, dice el abogado de una firma que ya tiene entre su portafolio un par de estos movimientos y que ha pedido no ser citado.

Los fondos, dicen los entrevistados, han decidido hacer las compras con base en dos estrategias: esperando un cambio en la política energética que permita la participación de las compañías privadas y regrese el dinamismo al mercado de generación, o apostando a iniciar una estrategia legal que les permita operar como lo hacían antes de los cambios en las reglas o vender a un mejor precio los activos. “Le apuestan a que sea una violación o haya un cambio en ley, tal que puedan recuperar mas dinero por los costos de rompimiento que tenga que pagar el offtaker o el gobierno”, dice otra de las fuentes.

Las últimas modificaciones a las reglas del mercado, especialmente dos, han puesto en duda la rentabilidad futura de muchos proyectos ya en operación o próximos a entrar al mercado: la revisión de los permisos y contratos de autoabasto y de los productores independientes de energía –y una eventual cancelación de los mismos– y el cambio en el orden de despacho de la electricidad, que ahora garantizará la utilización de todas las centrales de la estatal CFE y dejará para el final de la fila a las plantas de generación renovable y de ciclo combinado propiedad de las compañías privadas.

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Y son justamente los proyectos que corresponden a estos últimos rubros los que se han convertido en objetivo de compra de los fondos. De acuerdo con las fuentes entrevistadas, las adquisiciones se dividen principalmente entre los proyectos que ya cuentan con todos los permisos, pero que aún no han sido construidos y aquellos de la tercera y cuarta subasta eléctrica –principalmente renovables–, que ya han sido edificados pero que aún no entran en operación –y por lo tanto el retorno de inversión está lejos de alcanzarse– y los que no pudieron concretarse debido a la cancelación del proceso, respectivamente.

“Hay fondos de inversión más agresivos que no especulan, sino que compran activos estresados. Pueden ser atractivos proyectos que ya han terminado el permitting (la obtención de los permisos), que sean recién construidos o que se van a construir, pero que ya han terminado toda la fase de permitting”, dice Paolo Salerno, managing partner de Salerno y Asociados.

Los fondos de inversión, a diferencia de las compañías, pueden permitirse tener en su portafolio un activo en reposo en espera de una rentabilidad mayor, mientras que las empresas deben seguir desembolsando en gastos fijos, como la nómina y el mantenimiento, que dificultan sus operaciones.

Dentro de los movimientos también se encuentran las salidas prematuras de algunos inversionistas, que desarrollaron o financiaron las centrales, y que ante las condiciones actuales del mercado han decidido adelantar su salida, aunque no aún no sumen la rentabilidad de inicio esperada.

Las bajas tasas de interés y la apreciación del dólar frente al peso de los últimos días, dicen las fuentes, se han convertido también en factores importantes para detonar las adquisiciones.

La suspensión impuesta a las diferentes reglas de la ley eléctrica –y un posible amparo– y el amago de la presentación de una reforma en el sector serán los factores que determinarán la dinámica entre las compañías y los fondos de inversión.

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